Santana Cazorla tiene sus planes para el hotel porque, además del casino que alquilaría y que iría en la primera planta, donde acaban de inaugurar el restaurante don Pepe, negociaría con el Ayuntamiento una pequeña recalificación de nada para rebajar de 300 a 200 las habitaciones del establecimiento y convertir las últimas plantas en apartamentos de superlujo en un lugar extraordinario de Las Canteras. Y de la Gran Marisma, como se podrán imaginar. Entre eso, la renta del casino, los 20 kilos que renta al año la discoteca El Coto y los beneficios contrastados del hotel, tiene el negocio amortizado enseguidita. Pero, ¿aceptará Meliá la última oferta del empresario canario? Y mejor aún ¿aceptará la alcaldesa un cambio de uso que ya denegó en su día para el mismo establecimiento?