Empieza una larga semana para José Manuel Soria, una vez el presidente de la corrida mandó cortarle las dos orejas y el rabo, dicho sea con perdón y abrazando el argot taurino a falta de algo más parecido a lo ocurrido. El presidente del PP canario fue mandado al despiece sin honores de ordenanza, si bien parece confirmado que tanto él como sus tres consejeros tenían claro que el descaste era inminente. No vamos a tratar de hacer lo sencillo, leña del árbol caído, por lo que vamos a pasar de puntillas por el último ridículo protagonizado por este hombre el sábado, y por las risas nerviosillas de su gente en la reunión orgánica celebrada para pretender quedarse. Nos detendremos, eso sí, en el sabor de la venganza que pretende empezar a degustar Soria con José Carlos Mauricio, su compadre hasta hace bien poco. Su compadre, por cierto, brindó a las tres y media de la tarde con Jerónimo Saavedra, al que llamó “maestro”. ¿Maestro? ¿De qué?