Las empresas que ejecutaban obras en el Puerto, decíamos, se reunieron para no tener que gestionar tres o cuatro solicitudes de instalar el machaqueo. De este modo, entre ellas subastaron, vía precio y de acuerdo mutuo, que una de ellas pediría la autorizacion y suministraría a ese precio a todas las empresas que, por hacer obras en el Puerto, podían suministrarse de áridos de la cantera de Roque Ceniciento. Testigo de aquel acuerdo fue un hombre entero, que representaba a Lopesan, Francisco López, accionista importante de esa empresa. Lopesan, Pérez Moreno y Dragados dijeron que no les interesaba, y sólo Necso, Fomento y Matías Marrero entraron en esa subasta interna. Consecuencia de todo ello fue que Matías Marrero solicitara ampliar sus instalaciones a lo que se le contestó que sí. Había acuerdo entre todas las empresas y Matías Marrero no se llevaba título alguno. Es decir, no se excluía a nadie y lo que hizo el Puerto fue menos que una concesión, y mucho menos que una autorización. Sencillamente expresó, dentro de los diez días que la ley le otorga para contestar, que no había inconveniente a que la planta de machaqueo suministrara material a otras empresas adjudicatarias de obras en el puerto. Pero hasta para cosas tan nimias hay que saber. Incluso investigar. Por lo tanto, una vez más, Canarias 7 miente. Y sabe que miente.