Luis Soria era consejero de Industria del Gobierno de Canarias cuando en 2005 su partido, el de su hermano, el PP, apoyaba apasionadamente la instalación de una planta regasificadora en Arinaga, en clara sintonía con Coalición Canaria. Mandaba entonces entre los nacionalistas ese político irrepetible llamado José Carlos Mauricio, que reunió a un selecto grupo de empresarios alrededor de Gascan para que el negocio se repartiera antes de cazar al oso. Luego el PP abandonaba el Gobierno de Canarias (16 de mayo de 2005) y las posturas empezaron a distanciarse. Así, en febrero de 2007, con un José Manuel Soria en plena campaña electoral, hizo que el Cabildo que presidía, el de Gran Canaria, aprobara un pronunciamiento contrario a la planta en tierra y abrazara, en un inesperado giro, los planteamientos de la Mancomunidad del Sureste, que defiende la instalación de la regasificadora mar adentro, lo que en el argot se llama off-shore.