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El auge de contagios en Andalucía satura de nuevo a los rastreadores: “No da tiempo a llamar a todo el mundo”

Javier Ramajo

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Con grandes cifras en cuanto a número de contagios diarios, solo comparables con las de finales de octubre o de enero, Andalucía se ha instalado otra vez por encima de los 5.000 nuevos casos de Covid cada 24 horas a expensas de cómo evoluciona la pandemia en pleno verano y con una movilidad sin apenas límites. La Consejería de Salud y Familias habla de que actualmente existe una “transmisión sostenida en el tiempo” pero lo cierto es que la tasa de incidencia acumulada registra 30 días de subidas consecutivas y el número de nuevos casos lleva creciendo desde hace más de un mes, cuando la comunidad autónoma afrontaba entonces el final de la obligatoriedad de las mascarillas al aire libre con los niveles más altos de contagios de España. Con tres municipios (Estepona, Marbella y Montoro) en los que se ha decretado el toque de queda por la alta tasa de contagios, el freno al mayor impacto de la quinta ola parece estar en evitar la propagación de los contagios a través del seguimiento a los contactos estrechos de los positivos de Covid-19, más allá de que cada persona desarrolle particularmente medidas preventivas.

Y es aquí donde entran en juego los rastreadores. En el último Pleno del Parlamento andaluz, el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, defendió la gestión de la pandemia en ese punto, y presumió de que Andalucía cuenta “con 10.000 profesionales sanitarios para realizar tareas de rastreo” y que se disponemos de ellos “conforme se van necesitando”, explicando que se habían sumado “130 rastreadores militares”, que hay dos 'call center' en los hospitales San Cecilio de Granada y Virgen Macarena de Sevilla, y que Salud Responde “continúa realizando la tarea de seguimiento continuo a contactos estrechos” de positivos de Covid.

Fuentes de la Consejería de Salud y Familias detallan que existen “953 rastreadores a jornada completa y 8.780 a jornada parcial, compatibilizando con otras labores”, cifras prácticamente idénticas a las que había a primeros de año, cuando ya se adivirtió de la complicada situación de los rastreadores en uno de los picos de la Covid-19. Los horarios y organización se hacen “en función de las necesidades” y es el distrito o el área correspondiente la que organiza a los efectivos, añaden las fuentes oficiales. “Se dedican más o menos recursos extra en función de la presión. Hay turnos de mañana y tarde, pero va según la evolución de los casos. A nuestros rastreadores se suman 210 militares cedidos por el Ministerio de Defensa que igualmente se van destinando a reforzar las zonas que más necesitan de un seguimiento de casos”. La Consejería considera que la figura del rastreador “sigue siendo importante” y que todos los brotes y todos los contagios “se siguen registrando y rastreando”.

“Entiendo que la gente se enfade”

Uno de esos rastreadores lo encontramos en un importante centro de salud de Cádiz. Trabaja todos los días de 8.00 a 15.00 colgado del teléfono. La aplicación 'APEX Rastreo' le ayuda a contactar con pacientes y contactos, a los que les pregunta por sus sintomas, hace seguimiento, conmina al aislamiento, les solicita prueba PCR o test de antígenos, les comunica después el resultado, etc, según explica a elDiario.es Andalucía, “para tratar de frenar la expansión del virus”.

“Los puntos fuertes de las olas, como ahora, son más fuertes. Ahora es imposible llamar a todos y hacer seguimiento de todos los positivos y contactos”, confiesa, pero cifra en “unas 350” las personas con las que contacta a diario. Su meta cada día es “llamar al menos con todos los nuevos positivos y captar a sus contactos estrechos”, comenta. Este enfermero contratada a jornada completa señala que, según qué día, sufre “estrés, agobio, ansiedad” en su trabajo diario. “Ves que no llegas, porque no da tiempo a llamar a todo el mundo. Te sientes a veces culpable porque es imposible que atendamos a todo el mundo. Dejas trabajo pendiente y te lo llevas a casa, incluso en fin de semana, por el agobio. Yo entiendo que haya gente que se desespere esperando una llamada del centro de salud o que se enfade cuando le dices que tiene que quedarse en casa en aislamiento, pero es que no da tiempo”, apunta.

Otro testimonio de rasteo lo aporta un médico de familia de un pueblo de la Alpujarra granadina. Explica que, al menos en esta zona de Andalucía, con una gran cantidad de pequeños pueblos diseminados, el modus operandi ha sido el siguiente: una rastreadora de las que están contratadas en Granada informaba del caso positivo de Covid al centro sanitario que le correspondía y es su médico de cabecera el que se encarga de hacerle el seguimiento, tanto a él como a sus contactos. “Aquí nos conocemos más las familias y nos ocupamos de nuestros enfermos, señala desde su centro de salud, perteneciente al Área de Gestión Sanitaria Sur de Granada.

Consultas, visitas domiciliarias y rastreo

Este doctor compatibiliza su labor en el centro de salud con el rastreo de los casos que le llegan, según comenta, “referidos” por la citada rastreadora. “Buscamos a sus contactos, les hacemos las pruebas, vamos a su casa, etc.”. La situación actual es “medio buena” pero “esto cambia en una semana si llega algún caso con muchos contactos, indicando en estos días ”la gente joven, que es la que más se contagia ahora, no acude porque no tienen síntomas graves y no nos enteramos de muchos casos“.

Las reflexiones de los sindicatos integrantes del Mesa Sectorial de Sanidad en Andalucía (CSIF, UGT, CCOO, Satse y SMA) no difieren demasiado de lo que apuntan estos testimonios concretos. CCOO dice no contar con datos precisos en cuanto a los rastreadores en Andalucía, si bien denuncian que la cifra de 8.780 a jornada parcial “es hacer trampa con los números”. Se trata de médicos y enfermeros de centros de salud a los que, además de todas la tareas que ya tenían, se les suma la de rastrear, lamentan. “Es decir, tienen que atender consultas presenciales y telefónicas, urgencias dentro de su jornada de trabajo, hacer visitas domiciliarias y, cuando tengan un rato libre (si es que lo tienen), rastrear”, explican, “y todo eso cuando en los centros de salud hay cientos de plazas sin cubrir, consultas que se suman a las de los profesionales que están y, además, la cobertura de sustituciones es mínima”.

El sindicato cita un caso como ejemplo: “En El Ronquillo, en Sevilla, durante el verano sólo habrá médico de 8.00 a 11.00, porque a partir de las 11.00 tiene que pasar consulta en otro pueblo. Además de pasar consulta y hacer avisos en dos pueblos y desplazarse entre ellos, ¿se pretende que rastree? Nos quedamos con la cifra, si es que es cierta, de mil rastreadores a tiempo completo, esto es, uno por cada 8.000 habitantes, cuando la recomendación es uno por cada 5000”.

Sanitarios “agotados por quinta vez”

Fuentes del sindicato de enfemería Satse Andalucía indican en cuanto a los rastreadores que “no hay los suficientes y hay descontrol en el seguimiento de los casos por falta de personal”. “Muchos de los rastreadores se han tenido que incorporar a la asistencial por eso aquí en Andalucia han tenido que utilizar también al Ejército”, explican brevemente.

Coincide la sensación para fuentes del sector sanitrio de CSIF Andalucía consultadas también por este periódico: “la realidad es que el rastreo se hace desde cada centro de salud y desde cada consultorio de pueblo con el mismo personal que atiende a los pacientes”. “Hubo un refuerzo inicial de los servicios de epidemiologia con personal propio, fundamentalmente personal de enfermería, que se estimó en unos 300 o 400 en toda Andalucía, pero algunos de ellos, contratados como refuerzos Covid, han cesado y, a día de hoy, son los enfermeros de los centros de salud quienes cada día recogen las citas para realización de PCR y las que comunican el resultado indagando sobre los contactos y explorando ellos mismos síntomas e indicación de aislamiento o PCR”, resumen.

“No hay más. Las medidas extraordinarias tomadas empiezan a caer como un castillo de naipes: en rastreo, en circuitos para pacientes covid separados de circuito para otras patologías, en pérdida de personal (verano sin refuerzo de plantilla) y en medidas de protección (mascarillas y EPI con cuentagotas ). Con este panorama, ya empieza a haber muchos trabajadores y trabajadoras contagiados y agotados por quinta vez”, concluyen desde CSIF Andalucía.

El rastreo “no tiene sentido”

Por su parte, el secretario del Sector de Salud, Servicios Sociosanitarios y Dependencia de FeSP UGT Andalucía, Antonio Macías, desconoce quiénes son los 953 rastreadores que cita la Junta pero el número de 8.780 es “casi el total de enfermeros de atencion primaria que, entre todas las funciones que tienen, con el agravante de la pandemia, les incluyen la tarea del rastreo telefónico”. “Los rastreos nunca han funcionado y ahora se hace lo que buenamente puede el personal de atención primaria y contando con la voluntad de los que dan positivo”, resume.

Según Rafael Ojeda, presidente del Sindicato Médico de Sevilla, informa de que no le consta a la organización que ningún médico esté haciendo labores de rastreo. “Se les dice a los enfermos que avisen a sus contactos de que deben hacer un aislamiento de diezdias y hay militares haciendo labores de rastreo para las mutuas, pero es testimonial. En el Servicio Andaluz de Salud, la enfermería indica a lo positivos que avisen a sus contactos, pero tampoco da tiempo de avisar a todos”, apunta el representante del SMA en Sevilla, “y ahora además prácticamente todo el personal de enfermería está dedicado a la vacunación, y no hay ni para ver enfermos ni para atender las consultas disponibles”.

De cualquier forma, Ojeda considera que la labor de rastreo “no tiene sentido” en este momento de la pandemia. “Sería importante pandemia cuando se están produciendo brotes aislados para identificar el origen de los mismos, para mantenerlos acotados y que no se difunda en la población. Pero ahora estamos en transmisión comunitaria, con mucha población dispersa infectada y, en esa circunstancia, el rastreo no tiene sentido porque no se puede acotar ningún brote dentro de un círculo pequeño de personas. Además, no hay personal disponible y, si lo hubiera, no tiene sentido”, insiste.

A su juicio, para tratar de frenar la pandemia “hay que aplicar las medidas de prevención que conocemos desde el principio, pero el problema es que una mayoría ha dejado de tomarlas, se han abandonado y el virus se está transmitiendo sin restricciones. Los jóvenes están haciendo vida normal, normal además de vacaciones, de mayores contactos. Lo único que nos está librando es la vacunación y por eso el número de ingresos hospitalarios es más bajo”, incidiendo en que “la figura del rastreo no es importante porque, ¿a quién rastreo con casi 5.000 contagios al día? ¿cuánta gente se necesita para evaluar los contactos de todos? Es materialmente imposible”.

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