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Y el Sí Se Puede llegó a los Ayuntamientos

José María González, 'Kichi' y Rocío Van der Heide

Alcalde de Cádiz y Secretaria de Municipalismo de Podemos Andalucía —

“Debo escuchar otra vez la guitarra del barrio, y recorrer mi ciudad para reconocerla…” Debo. Silvio Rodríguez.

Hace exactamente dos años muchos de nosotros y nosotras culminábamos la experiencia de recorrer nuestros barrios para contarles a nuestros vecinos y vecinas qué modelo de pueblo o de ciudad soñábamos para ellos y cómo queríamos construirlo juntos. Terminaba una campaña electoral con un domingo de urnas en el que enfrentábamos novatos y novatas el enorme reto de postularnos como alternativa a lo que los partidos tradicionales nos habían venido ofreciendo. Indignados del hartazgo, de la desidia y casi que del aburrimiento y la falta de creatividad para imaginar soluciones a las dificultades de la vida cotidiana de la gente, poníamos esa indignación colectiva en candidaturas municipales para salir del “no se puede” y entrar en el “Sí se puede y lo vamos a hacer juntos”.

La política llevada a cabo por los diferentes gobiernos en los últimos años suponía y supone para los municipios una enorme desposesión de recursos y también de autonomía y capacidad política. Parece claro que en épocas de cambio los partidos tradicionales necesitan centralizar el poder y el control sobre los pueblos y ciudades. Así, los Ayuntamientos pasan a ser una institución vaciada de contenido político real para convertirlo en mero ente de gestión administrativa.

-La modificación del art. 135 junto con la Ley de Racionalización y sostenibilidad de la administración local vienen a meter a los Ayuntamientos en la encrucijada de la deuda que antepone el pago de la misma frente a servicios esenciales.

-La Ley de estabilidad presupuestaria que impone un techo de gasto que determina que, incluso con superávit, este no pueda destinarse a dar respuesta a las necesidades de los pueblos: emergencia social, empleo, prestar Servicios, etc y deba ser destinado a pagar deuda.

-O la regla de gasto que vincula los presupuestos al crecimiento del PIB, una regla absurda y profundamente antisocial.

Se obliga aplicar a situaciones locales parámetros macroeconómicos generales que nada tienen que ver y que no conocen la realidad local de nuestros municipios. Y por si fuera poco, ahora en los presupuestos generales del Estado, llega la disposición adicional 27 que viene dar el golpe definitivo sobre la autonomía local y su capacidad de decisión política sobre la prestación de sus propios servicios, dificultando la municipalización de los mismos situando la barrera en la incorporación precisamente de los trabajadores y trabajadoras.

Como decía aquel viejo eslogan de “piensa globalmente y actúa localmente” llegamos a los Ayuntamientos hace ahora dos años, conocedores de los mandatos de la troika y de las políticas de Rajoy y Montoro y del sufrimiento provocado en nuestros pueblos y ciudades, con la urgencia de querer cambiarlo todo haciendo municipalismo: Decididos a desobedecer las políticas impuestas por Europa y que pagamos nosotros, decididos a poner freno a la ola de saqueo de lo público de donde hacen su negocio otros, a levantar paredes de cristal donde sólo hay opacidad, a poner luz en la gestión y también a tener Ayuntamientos de puertas abiertas, decididos a garantizar el empleo, el medio ambiente, la sanidad, los cuidados, el derecho humano al agua, el ocio, la cultura, el transporte como derecho que te permite acceder a otros derechos,…. El derecho a que la ciudad sea, en definitiva,  un espacio habitable.

Soñábamos hace dos años con hacer política con y para la gente. Hoy, en el ecuador de la legislatura, hacemos balance del camino recorrido en la institución más cercana a los ciudadanos y ciudadanas. Si bien hemos logrado mucho, el sistema pone inmensas trabas a cualquier intento de cambio y pone todo su esfuerzo en mantener el status quo y dar continuidad a sus políticas de expolio.

Así, en este segundo cumpleaños de nuestro paso por las instituciones, enfrentamos de nuevo el enorme reto de hacer balance de nuestros aciertos y de nuestros errores para poder llegar a la próxima cita con un proyecto claro y mejorado que sea capaz de enfrentar las dificultades que nuestra gente sigue padeciendo; que sea capaz de romper de una vez por todas con mandatos de gasto y déficit que dejan a nuestras vecinas en la desesperanza y la impotencia mientras garantiza que los bancos se lo llevan puntuales.

Hoy, tenemos el reto de ampliar y ensanchar nuestro proyecto, seguir abriendo puertas para que venga mucha gente, sumar voces e ideas para aunar fuerzas. Construir de aquí al 2019 la alternativa al PP y sus políticas, construir un proyecto unitario amplio que ponga freno a la normalización de la precariedad y la resignación como norma.

Como decía Silvio Rodríguez en su canción, “debo aprender que mañana es un mundo habitable, lleno de instantes, promesas y besos y sueños…” y en ese “debo” está el mañana.

 

“Debo escuchar otra vez la guitarra del barrio, y recorrer mi ciudad para reconocerla…” Debo. Silvio Rodríguez.

Hace exactamente dos años muchos de nosotros y nosotras culminábamos la experiencia de recorrer nuestros barrios para contarles a nuestros vecinos y vecinas qué modelo de pueblo o de ciudad soñábamos para ellos y cómo queríamos construirlo juntos. Terminaba una campaña electoral con un domingo de urnas en el que enfrentábamos novatos y novatas el enorme reto de postularnos como alternativa a lo que los partidos tradicionales nos habían venido ofreciendo. Indignados del hartazgo, de la desidia y casi que del aburrimiento y la falta de creatividad para imaginar soluciones a las dificultades de la vida cotidiana de la gente, poníamos esa indignación colectiva en candidaturas municipales para salir del “no se puede” y entrar en el “Sí se puede y lo vamos a hacer juntos”.