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EDUCACIÓN

Otras formas de educar: arte para innovar en una actividad docente en (r)evolución

Sara Rojas

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“La innovación docente será artística o no será”. Es el planteamiento que defiende Valerio Rocco, director del Círculo de Bellas Artes de Madrid, en un momento en el que la tendencia dominante conduce a vincular el concepto de innovación con el componente digital o tecnológico. En el campo de la educación, esta visión unilateral lleva a imprimir tecnología a las metodologías sin que ello venga a garantizar una “auténtica innovación” en la práctica docente, según este profesor. “La digitalización o el desarrollo tecnológico simplemente acelera procesos y da respuestas más eficaces a las mismas preguntas”, señala Rocco para argumentar que “las artes, la cultura y el pensamiento” constituyen la forma “más radical, genuina y profunda” de innovación precisamente porque son capaces de “transformar las preguntas” y cuestionar “los puntos de vista hegemónicos”.

Con esta reflexión ha arrancado este fin de semana el seminario Reimaginar la educación: nuevas herramientas para educadores y artistas, promovido por el proyecto educativo A Tempo - Artes y Formación de la Fundación La Ciutat Invisible, y que celebra su segunda edición en el Teatro Alameda de Sevilla. La sesión inaugural impartida por el también profesor de Historia de la Filosofía Moderna en la Universidad Autónoma de Madrid ha servido para introducir la idea que vertebra este proyecto de formación nacido en Catalunya y extrapolado desde hace dos cursos a la capital andaluza gracias a la colaboración de la Fundación Banco Sabadell y al Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS), entre otras entidades.

Se trata de que los docentes “entiendan la cultura como herramienta muchas veces invisible y transversal que permite establecer conexiones improbables y pensar los problemas y retos que tenemos a diario de manera diferente con esa creatividad que la caracteriza”, ha explicado al inicio de la primera jornada la directora general de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, Isabel Ojeda. Además, ha celebrado que 65 educadores y artistas inscritos este año manifiesten una vocación por “transformar las estructuras” en la que desempeñan su labor “para poder hacer otros mundos posibles” abriendo las puertas del aula a las disciplinas artísticas y humanísticas.

“Antes y después” en la escuela

En efecto, el objetivo de este seminario compuesto de 15 horas de formación vivencial es incentivar entre el profesorado nuevas perspectivas educativas desde la mirada transversal de las artes. En concreto, se han organizado cuatro talleres de danza, música, teatro y cultura digital a los que han asistido durante todo el fin de semana divididos en grupos de trabajo para ir descubriendo de manera ordenada nuevas metodologías que luego podrán adaptar a su actividad docente concreta. La iniciativa echó a andar hace cinco años en Girona, impulsada por la convicción del potencial que encierra el “binomio cultura y educación” para “remover” y “subvertir los modelos existentes en una institución anquilosada y rígida” como la que representa la escuela actual. Así lo cuenta a elDiario.es Andalucía Marta Montalbán, gerente de Bitò Produccions, entidad promotora de La Ciutat Invisible.

Esta mirada “revolucionaria” de la educación ha alcanzado también el sur de la península, encontrando en Sevilla un espacio donde desarrollar otras formas de enseñar de la mano de la cultura. Muestra de ello es el CEIP Huerta Santa Marina de la capital hispalense, un centro de educación primaria que desde 2020 lleva a cabo un proyecto artístico como centro piloto de la red PLANEA que ha supuesto “un antes y un después” para alumnado y profesores, en palabras de su jefa de estudios, Marta Velázquez. Esta profesora de Ciencias Sociales y Naturales en bilingüe alemán participa por segunda vez en las jornadas de A Tempo porque se declara “totalmente convencida” de que “la innovación educativa está en el arte”.

A este respecto, cuenta que la experiencia del año pasado le sirvió para “enriquecerse” personal y profesionalmente, pues gracias a los artistas formadores entró “en contacto con otras disciplinas” que escapan a su ámbito laboral, al tiempo que aprendió a establecer conexiones con el currículo académico y a lograr una transferencia de estos aprendizajes al contexto del aula con la ayuda de los mediadores que participan también en las jornadas. A modo de ejemplo, explica que “partiendo de procesos reflexivos, establecen un paralelismo entre el proceso científico y el artístico”. De forma que “los niños aprenden con un producto final que no puede ser más motivador que el arte”.

Por eso, a ojos de esta profesora de primaria, el resultado de aplicar prácticas artísticas al terreno de la educación supone “una transformación” en la “mirada educativa” y la forma de concebir “los espacios educativos y el propio alumnado” por parte de los profesores, mientras que los alumnos cultivan el pensamiento crítico y obtienen un aprendizaje significativo, sintiéndose partícipes de la transformación social que llevan a cabo en su comunidad por medio de su “artivismo”, como lo denomina Marta.

“Hay que volver a encuerpar la educación”

Todo lo que cuenta la profesora sevillana lo suscribe con gestos y palabras Ester Bonal, mediadora cultural del proyecto A Tempo. En un encuentro previo a la sesión inaugural celebrado con elDiario.es Andalucía junto a algunos de los formadores de esta edición, esta experta de Catalunya explica que la cultura digital en la que nos encontramos imbuidos induce a un estilo de vida marcado por la volatilidad y la dispersión. Frente a ello, las herramientas que ofrecen las artes y humanidades sirven como “anzuelo de la atención”, necesaria para que los agentes sociales que se encuentran en el aula puedan detenerse a observar y reflexionar sobre “el aquí y ahora”.

Así pues, en el taller de danza, los participantes han trabajado junto a Aimar Pérez la consciencia del cuerpo como lugar de experiencia dentro del aula. Por medio de juegos coreográficos, los educadores aprenden a entablar conexiones entre los conceptos del curriculum académico y el propio movimiento del cuerpo. “Hay que volver a encuerpar la educación”, reivindica este bailarín y pedagogo, defensor de recuperar “la presencia del cuerpo en el aula como lugar en el que sucede el conocimiento” en lugar de estar “secuestrado” en una silla con la mirada fija en el centro. Para ello se despliegan una serie de estrategias que provienen de la danza, pero que incitan momentos de reflexión.

Algo que la jefa de estudios del CEIP Huerta Santa Marina pone en valor, al reconocer que en el colegio “vamos todos acelerados”. “Queremos cumplir con las programaciones y no enseñamos a pararnos y observar qué pasa y qué nos pasa”, lamenta antes de añadir: “La educación no solo tiene que ver con cumplir en lo curricular, sino que es integral y quizás enseñarles a parar y a conectar consigo mismos y con sus compañeros tiene muchísima más potencia que lo que podamos enseñarles a través de las áreas curriculares”.

Por su parte, desde el teatro, Belén de Santiago ofrece en su taller herramientas para trabajar la creación escénica con adolescentes a partir de las experiencias vividas por los propios participantes. Al respecto, la actriz y arte-educadora cordobesa de Cross Border Project indica que, invitando a los educadores a conectar con su adolescente interior, se despierta la empatía y los vínculos entre profesores y alumnos. “Partiendo del teatro documental y siempre desde la pregunta activadora para que sean sus conflictos, sus historias, sus inquietudes quienes tomen el escenario”, indica Belén afirmando que estas nociones se pueden aplicar después al trabajo en el aula.

A estas disciplinas, hay que sumar el taller de música (que enseña a fomentar la conciencia crítica mediante un proceso creativo basado en el rap) y la narrativa escénica transmedia. Así, utilizan plataformas y herramientas digitales como Google Earth para crear relatos. El encargado de impartir esta lección es el sevillano Alex Peña, quien propone introducir el uso de estos instrumentos digitales para crear y narrar relatos en formato digital que pueden acompañar a los conocimientos que se enseñan en la clase. La traducción curricular de estas propuestas metodológicas procedentes del mundo artístico corre a cargo de los profesores con la ayuda de los mediadores.

En definitiva, este tipo de encuentros que reúne a profesionales del arte y de la educación (además de unir territorios) buscan poner de manifiesto que “las experiencias culturales son las que transforman en realidad a las personas”. Y, por tanto, la innovación entendida como transformación, “solo puede venir de la mano de la cultura”, de acuerdo con la teoría de Rocco. Para cumplir con este desafío, se necesitan “profesores abiertos a que entren otras disciplinas en el aula”, como apunta la docente sevillana. De hecho, quienes asisten (y repiten) a estas jornadas, descubren que las artes son aliadas para trabajar la educación como la entiende Marta: “de forma integral” y enfocada en la misma dirección que defendía el filósofo Kant: más que instruir, educar es humanizar. “Es enseñar a ser mejores personas”, concluye la profesora.

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