La nueva Selectividad pasa el examen de los alumnos: “Diferente, innovadora y con aplicación para la vida real”

Bárbara A. Peri

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Ser lo más precisos posible en los tiempos que necesitan los pilotos para adelantarse dentro del circuito Ricardo Tormo de Cheste, calcular los azulejos que hay que adquirir para reformar el muro de una catedral decorada con estrellas mudéjares o ver cómo rentabilizar al máximo las hamacas que colocan los empresarios en las playas en temporada alta. Estos han sido algunos de los problemas que han tenido que resolver los alumnos que se han enfrentado al examen de matemáticas de la nueva Selectividad, la que se prevé implantar en junio de 2024.

Varios grupos de 1º de Bachillerato de 50 centros educativos del país han participado esta mañana en la experiencia piloto de la nueva prueba de acceso a la universidad, organizada por el Ministerio de Educación y Formación Profesional en 12 comunidades y las dos ciudades autónomas. Lo han hecho sin saber “absolutamente nada”, según ha comentado el director del instituto asturiano Calderón de la Barca de Gijón, Luis Fernández Llamas. “Lo único que sabían era que iban a venir del Ministerio y de la prensa, porque así nos lo pidieron desde Madrid, que el alumnado no estuviera prevenido”, añade.

Luis Fernández es también profesor de Matemáticas y cree que “lo difícil para los alumnos puede ser el paso de estar acostumbrados a lo que llamamos preguntas cortas y memorísticas a tener que leer mucho primero y luego relacionar y contestar”. Sin embargo, por lo que han comentado sus alumnos después de la prueba, el cambio parece convencerles. Rosa  Díaz, una de las 26 alumnas de este instituto gijonés, califica la prueba de “diferente e innovadora” y añade, “Me parece que está bien. Se aplican más los conceptos a la vida real, que es lo que muchas veces nos preguntamos cuando hacemos ejercicios, que para qué lo aplicamos. Aquí los vemos aplicados, no como conceptos sin sentido”.

Uno de los cambios que se incluyen en las nuevas pruebas es su tiempo de duración, un cuarto de hora más, se pasa de 90 a 105 minutos. Pablo Ordasco, otro de los alumnos que se ha enfrentado a estos ejercicios, asegura que “el tiempo es suficiente, incluso nos sobró algo. En mi caso, que hago los exámenes rápido, me sobró tiempo y, por lo que hablé con mis compañeros, en general, a todos nos sobró algún minuto”.  Los alumnos han tenido que valorar, en un breve cuestionario posterior, la prueba a la que se habían enfrentado. Rosa ha calificado positivamente todos los puntos y cree “razonable respecto a los conceptos que vemos en clase” los ejercicios que le han planteado, pese a que “filosofía se me ha complicado un poco más”.

En Asturias, además del instituto Calderón de la Barca, han participado otros cuatro centros: el IES Rosario Acuña, de Gijón; IES Astures, de Lugones (Siero); IES La Ería, de Oviedo y el IES Isla de la Deva, de Piedras Blancas (Castrillón). La consejera de educación asturiana, Lydia Espina, ha destacado el interés que ha mostrado su comunidad autónoma en colaborar con este nuevo modelo, “que consideramos necesario”. Ha subrayado además que con la prueba piloto “no se está evaluando al alumnado, sino la propia prueba. Nos evaluamos a nosotros mismos”. Y ha añadido que tampoco se van a elaborar estadísticas por centros, ni por comunidades. “Es una prueba piloto para analizar el resultado de los primeros modelos elaborados por los grupos de trabajo”, ha comentado.

“Situaciones de la vida cotidiana”

Junto a la consejera asturiana se encontraba Ruth Martín Escanilla, jefa de área del Instituto Nacional de Evaluación Educativa del Ministerio. Martín Escanilla ha descrito la prueba como “una prueba competencial que consiste en poner al alumnado frente a situaciones de la vida cotidiana, para que tengan que aplicar las competencias y no hacer simplemente una prueba memorística”, entre otros puntos ha destacado la inclusión en el examen de inglés de un ejercicio de listening.

Para la elaboración de estas pruebas se han configurado grupos de trabajo coordinados desde el Ministerio de Educación y Formación Profesional, formados por expertos propuestos por las comunidades autónomas, entre los cuales se encuentran profesores de Bachillerato con amplia experiencia en este nivel, coordinadores y armonizadores de la prueba de acceso a la universidad. En total, la prueba se ha llevado a cabo en seis centros de Cataluña; cinco de Asturias; cinco de Cantabria; cinco de La Rioja; cinco de la Comunitat Valenciana; cinco de Castilla-La Mancha; cinco de Canarias; cuatro de las Illes Balears; tres de Navarra; tres de Extremadura; dos de Ceuta y dos de Melilla. Todas las Comunidades Autónomas habían sido invitadas a participar por el Ministerio de Educación.