Contador ya viste de amarillo
El español Alberto Contador, del Discovery, se vistió por primera vez con el maillot amarillo del Tour de Francia a sus 24 años, al término de la decimoséptima etapa, disputada sin líder y el pelotón aligerado tras la exclusión de Rasmussen y el abandono en pleno del Cofidis francés, en la que se impuso el italiano Daniele Bennati, del Lampre, en un esprint de cuatro corredores.
Contador se había hecho a la idea de luchar por la segunda plaza tras su derrota en el mano a mano con Rasmussen en el Aubisque, pero el KO del danés ante la presión del Tour y del Rabobank le puso al madrileño al frente de la general sin necesidad de salir a la carretera, que es donde a él le hubiera gustado conquistar la prenda dorada.
El ciclista madrileño partió de Pau con el maillot blanco de mejor joven, a las 13 horas, con un calor de espanto, sin corredor alguno que portara el maillot amarillo, hecho que no tenía precedentes desde 1991. Después del paseo de transición de 188 kilómetros llegó a Castelsarrasin. A las 17.33 horas pasó al pomposo podio del Tour a recibir el jersey de líder.
El décimo español de la historia que lidera el Tour de Francia. El último fue hace apenas un año Óscar Pereiro, el gallego que sigue buscando su premio en la sala de espera de la Justicia.
“Me hubiera gustado conseguir el maillot ganando a Rasmussen en el Aubisque, pero así son las cosas”, dijo Contador, feliz con la efemérides, pero extraño por las circunstancias que rodearon a una jornada más rara todavía.
Un año inolvidable para Contador, pese a todo. Ganó la París-Niza, se estrenó en el Tour en la etapa de Plateau de Beille y pasó al mando de la general a tres días de París, a un fin de semana de lograr ese sueño que no se podía imaginar cuando estaba convaleciente hace apenas tres años de una enfermedad que casi le retira de la vida.
“En el hospital leí el libro de Lance Armstrong y eso me ayudó mucho”, dijo Contador el pasado martes, ese día que su director, Johan Bruyneel le señaló como 'el sucesor' del estadounidense séptuple vencedor del Tour. Ahora se ve a un paso de subir al podio de los Campos Elíseos. De golpe, “por cosas que pasan”.
Cita contra el crono
Antes de cantar victoria, Contador tiene una cita nada fácil con la cronometrada de 55 kilómetros del sábado. Duelo definitivo. Llegará, salvo sorpresa, con una ventaja de 1.53 sobre el australiano Cadel Evans (Predictor) y de 2.49 respecto a su compañero del Discovery Levy Leipheimer.
Tampoco será sencilla la travesía con la presión mediática. Las primeras preguntas que contestó con el maillot amarillo tuvieron las siguientes respuestas: “Estoy limpio, he pasado todos los controles que me han pedido y la vinculación con la Operación Puerto era de mi equipo. Estuve en el lugar inadecuado en el momento inadecuado”.
Tras una noche que recordó al Tour del 98 con el caso Festina, amaneció en el Tour, salió el sol en el ciclismo, en plena crisis de credibilidad. Y hubo etapa, que en este clima fue noticia.
La etapa se saldó con un paseo para un pelotón reflexivo, desmotivado, algunos en la categoría de harto y sin ilusión, como Juan Antonio Flecha, compañero de Rasmussen en el Rabobank. Pero la excursión se la tomaron muy en serio ocho corredores que cabalgaron en solitario 180 kilómetros, ajenos a historias raras.
Entre los ocho viajaba un italiano llamado Daniele Bennati, del equipo Lampre, de 26 años, muy dotado para el esprint y ex corredor del Phonak. El fue el encargado de levantar los brazos como vencedor de la etapa. De la etapa de aquel día, después de aquella noche. En la que Contador se despertó con el maillot blanco y se acostó con el amarillo.
El próximo capítulo, el decimoctavo, llevará a los supervivientes del Tour de Cahors a Angulema, con otro recorrido llano y prolongado, nada menos que 211 kilómetros de recorrido, ideal para las escapadas de los aventureros y el paseo de los favoritos.