Ángel se aparece con dos goles que dan los puntos al Tenerife
No hay mal que por bien no venga, aunque sea producto de una lesión, muy fea, que dejó a Enric Gallego noqueado antes de tiempo. Andando el primer tercio del segundo acto, el Tenerife perdió a su matador habitual y se vio entonces Ángel con tiempo y una grada entregada para volver a hacer lo suyo: meter goles. En dos minutos eléctricos, un par de rejones del lagunero –un penalti y una contra definidos ambos con gestos de talento– acabaron con el atasco que le había provocado el Racing y dejaron resuelta la cuarta victoria del curso en el Heliodoro.
Hasta la trompada que recibió Gallego en un cruce temerario de Rubén Alves del que salió sin sanción el defensa, el Tenerife se anduvo entre la frustración de una primera parte en la que entendió al revés lo que necesitaba para morder al equipo cántabro y lo que le fue amaneciendo luego, cuando atacando por dentro con más elementos puso a prueba a Ezkieta en lo que se le aparecían Ángel y su duende.
Garitano había devuelto este martes las cosas a su sitio. Volvieron a jugar en el once los que deben –solo la discusión entre si Nacho o Medrano daría pie al debate– y al menos los blanquiazules recuperaron el orden y la aplicación perdida en Ipurua. Otra cosa es que el partido que le propuso al Racing les indujo a liarse en una discusión de churras y merinas.
Tiró el Tenerife de las armas habituales: galopadas por la izquierda de Waldo y conducciones al pie de Luismi Cruz al otro lado del ataque. Y como definición, una sucesión de disparos lejanos y a destiempo –solo uno de Waldo en el 35 obligó a tirarse al portero–, cuando no balones prometedores al área si el Tenerife llegara numeroso de efectivos o manejara algún automatismo. Ni lo uno, ni lo otro, el primer acto fue un ejercicio de fe creciente –aunque solo fe– en lo que el Racing iba perdiendo el brillo tras un cuarto de hora inicial atrevido.
Visto el empuje del Tenerife, el grupo de José Alberto fue guardándose a poquitos de las contras que lanzaba Waldo y del partido a campo abierto que no quería. Ezkieta comenzó a hacer de cada saque de puerta un fragmento a cámara lenta, Íñigo Vicente y Sangalli renunciaron a domar el balón y Lago Junior confirmó que del extremo que no hacía prisioneros con el Mallorca del último ascenso va quedando poco. Algo así como este Mo Dauda, al que los triunfos en el Heliodoro amansan el juicio del público vistas sus prestaciones actuales.
El Tenerife de la segunda mitad –antes de lo de Ángel y sus goles– convino al menos que juntando más por dentro podría rentarle el despliegue. Con el medio juego en sus manos –otra faena notable de Sergio y otra sobrada de Corredera en todas las suertes: tapar, ocupar espacios, dar pausa y recuperar–, comenzó a encontrar sentido a su guion. Avisó en el arranque con un tiro lejano de Sergio (m.46) que sí comprometió a Ezkieta y en la primera que se juntaron por dentro Luismi Cruz y Roberto López (m.53) falló este un remate encarado al portero. Le pegó con la curva hacia afuera y el balón cogió rumbo a la grada.
Llegó entonces otro giro de guion. Pugnando por un balón llovido en el medio campo, saltaron Rubén Alves y Gallego y se llevó la peor parte el que no suele. Gallego se comió un tortazo del defensa que lo dejó noqueado en el aire en lo que caía como un fardo y se presentía una tragedia. La primera asistencia –con el VAR, por lo visto, de espaldas al lance– le hizo ponerse de pie, volvió al juego un par de minutos, pero dijo basta. Ángel, que ya andaba calentando antes de la trompada, se hizo carne sobre el césped y dio comienzo a su partido, corto y definitivo.
En una secuencia de tres minutos, antes armó una contra a campo abierto con el Racing expuesto en la que le tiró una pelota al espacio a Luismi Cruz para que hiciera una de sus obritas de arte: se manejó directo al área en una conducción verticalísima y en lo que le cerraban el paso hizo un último regate ante la entrada de Alves, que lo barrió porque no le quedaba otra. Ausente Gallego, Ángel se quedó con el lanzamiento de la pena máxima para adornarse con una ejecución talentosa, solo dos pasos largos y un tiro manso que engañó a Ezkieta.
Abonado a la prisa el Racing, volvió a exponerse con los centrales pisando la medular y olvidó que en la suerte de un balón al espacio a campo abierto, Ángel roza la excelencia. Se tiró a un eslalon de cuarenta metros, tras asistirle Roberto López con su mejor gesto de la noche, se protegió el remate en lo que ganaba la carrera y encarado a Ezkieta hizo de la experiencia virtud, una definición perfecta pese a achicarle sin suerte el meta.
Los goles de Ángel acallaron cualquier discusión y la acumulación de atacantes de un Racing inofensivo. Solo un adorno pegado a la línea de fondo de Íñigo Vicente y un tirito de un activo Yeray, nada por aquí de Andrés y nada por allá de Arana, lo que vino tras el 2-0 sobró. Garitano se resguardó antes de que lloviera en un 5-3-2 con Sergio devenido central y cuando vio que ni nubes había volvió a un 4-4-2 más natural. Para entonces, casi que todo daba igual después de la intervención celestial.
(2) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, León, Amo, Medrano; Sergio González, Álex Corredera; Luismi Cruz (Teto, m.72), Roberto López (Bodiger, m.80), Waldo (Mo Dauda, m.72); y Enric Gallego (Ángel, m.55).
(0) REAL RACING CLUB: Ezkieta; Dani Fernández, Pol Moreno, Rubén Alves, Mario García; Aldasoro (Grenier, m.80) Íñigo (Morante, m.57); Sangalli (Yeray, m.80), Íñigo Vicente, Lago Júnior (Andrés Martín, m.57); y Ekain (Arana, m.57).
GOLES: 1-0, m.63: Ángel, de penalti. 2-0, m.65: Ángel.
ÁRBITRO: Rafael Sánchez López (Comité Murciano). Amonestó a Luismi Cruz (m. 25) y a los visitantes Dani Fernández (m.23), Sangalli (m.61), Aldasoro (m.76) y Morante (m.90+9).
INCIDENCIAS: Partido de la novena jornada de LaLiga HyperMotion (Segunda División) 23-24 disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 14.717 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del joven aficionado blanquiazul Kiko González Domínguez, miembro de la peña Los Tajinastes del Tete.
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