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Francisco Machín: el ‘mosquetero’ canario (1941)

Titulares y suplentes posan antes del España-Suiza (3-2) disputado en diciembre de 1941 en Mestalla. Son, de arriba abajo y de izquierda a derecha: Arencibia, Rovira, Álvaro, Oceja, Martorell, Teruel, Raich, Machín, Epi (de pie); Acuña, el utillero Conde, Mundo, Herrerita, Gorostiza, Campos y Germán.

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Santa Cruz de Tenerife —

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Biografía

BiografíaFrancisco Machín Domínguez (1917-2000) nació en Las Palmas de Gran Canaria y se formó en el Unión Marina y el Marino de Las Palmas antes de dar el salto al Atlético Aviación (actual Atlético de Madrid) al acabar la guerra civil. Centrocampsta de gran vigor físico, militó en el conjunto colchonero seis temporadas, en las que ganó dos títulos de Liga y formó una línea media histórica (Gabilondo-Germán-Machín). Antes de retirase jugaría dos temporadas más en el Málaga, al que asciende a Segunda División. Establecido en Madrid, trabajará en el Ministerio del Aire y luego en el Ministerio de la Vivienda. Fallece en la capital de España en el año 2000.

El ‘mosquetero’ canario

Gabilondo-Germán-Machín. Esos son los tres mosqueteros, la mítica línea de centrocampistas del Atlético Aviación de la posguerra, palabras mayores en el santoral rojiblanco. El medio izquierda de este trío es Francisco Machín Domínguez, nacido en Las Palmas de Gran Canaria el 20 de abril de 1917 (o seis días antes, según otras referencias) y que se formó en el Unión Marina y en el Marino, club que en la década de los treinta sostenía una intensa pugna con el Victoria por la hegemonía insular y regional. Conocido en sus inicios como Machorro, la guerra civil le lleva al Ejército del Aire y empieza a destacar en el Aviación Nacional, el conjunto formado por soldados del ejército nacional y que está dirigido por el mítico Ricardo Zamora.

Acabada la contienda, el Aviación Nacional busca hueco en la Primera División, algo que la Federación no consiente en un primer momento, aunque luego anima a los dirigentes del equipo a fusionarse con alguno de los clubes existentes en la categoría. Tras fracasar las negociaciones con el Real Madrid, establecen contactos con un Atlético de Madrid (todavía denominado Athletic de Madrid) que está arruinado económicamente y que justo antes del inicio de la guerra descendía a Segunda División. Con algunos jugadores rojiblancos que permanecían en activo como los canarios Mesa y Arencibia, junto a otros del Aviación, el 4 de octubre de 1939 se crea el Athletic Aviación, que al día siguiente disputa su primer encuentro oficial dentro del Campeonato Regional con una línea media compuesta por Urquiri, Torres y Machorro.

Con este último jugador se producirá una desidentificación inicial, pues se denominaba Machorro… y cuando pasó en 1939 con el Aviación Nacional al Athletic Aviación Club empezó a conocérsele simplemente por su apellido Machín. Muchos periodistas de la época los confundían o creían que se trataba de jugadores distintos, cuando se trataba de un simple cambio de nombre deportivo. Con su nueva denominación, el 26 de noviembre de 1939 en Mestalla, Machín juega el histórico partido de promoción ante Osasuna que le servirá al Atleti para recuperar su plaza en Primera División. La renuncia del Oviedo al no poder disponer de su campo de Buenavista, destrozado por la guerra, deja un hueco que se disputan los dos últimos clasificados de la liga previa a la guerra civil, que habían descendido a Segunda División.

Con la guerra recién finalizada no es un momento oportuno para que Osasuna cuestione la decisión “de la autoridad competente” de dejar participar en esta eliminatoria de promoción a un club recién creado y el Atlético Aviación se impone por 3-1 en un choque en el que Zamora alinea en la línea media a Blanco, Germán y Machín. Así, el equipo rojiblanco recupera su lugar en la élite y, repescando a algunos veteranos que ya militaron en el equipo antes de la guerra y se habían retirado, caso de Gabilondo, forma un conjunto muy competitivo que, pese a sus inicios titubeantes, se impone, por delante del Real Madrid, en el último Campeonato Regional castellano que se celebró en España antes de ser suprimido por el franquismo.

Curiosamente, a lo largo de ese ejercicio 39/40, el Atlético Aviación competirá como local en Chamartín (el campo de su eterno rival), al estar destruido el Metropolitano y en obras Vallecas. Sólo en la última jornada, en la que celebrará el alirón, regresará a Vallecas. Y ya desde el inicio del Campeonato Nacional de Liga apunta buenas maneras. Así, debuta con una espectacular victoria (1-3) en San Mamés ante el último campeón, el Athletic de Bilbao, que aún conserva a sus filas a elementos que le llevaron al título antes de la guerra civil como Zabala, Oceja, Urra, Elices, Gárate y Gorostiza. Los colchoneros sentencian con tres goles de Enrique y con el trío Blanco, Germán, Machín en la línea del centro del campo.

Avanzada la competición, Zamora recupera a Arencibia como interior derecho, lo que le obliga a retrasar a Gabilondo a la posición de medio derecho, pero no será hasta el curso siguiente cuando nazca la leyenda de los tres mosqueteros: Gabilondo, Germán, Machín. Eso sí, el Atleti se impone en ambos torneos con un protagonismo importante del medio izquierdo grancanario, quien en un torneo de 22 jornadas disputa como titular 16 encuentros en la campaña 39/40 y 15 en la siguiente. Y en ambos casos, participa en los choques que deciden el campeonato. En el primer ejercicio, en el espectacular 4-2 ante el Sevilla de los stukas que provocó un cambio de líder ya definitivo a falta de cuatro jornadas. Y en el segundo título, en la agónica victoria (2-3) lograda en Sarriá en la penúltima jornada con un gol de su paisano Paco Campos a falta de dos minutos.

En esta última cita, y en muchas de este ejercicio 40/41, los colchoneros alinearon el once más popular de la posguerra: Tabales; Mesa, Aparicio; Gabilondo, Germán, Machín; Manín, Arencibia, Pruden, Campos y Vázquez. Machín se perdería las seis primeras jornadas de esta Liga, en la que el Atleti, una vez consolidado su equipo de gala, permanece invicto toda la segunda vuelta (ocho victorias y tres empates). ¿Y los goles de Machín? Pues en ninguna parte. No era su misión y menos aún en un grupo tan ordenado como el dirigido por Ricardo Zamora, en el que los papeles estaban bien definidos. En el primer título, los 43 goles se los repartieron seis delanteros; y en el segundo, los 70 tantos los marcaron otros seis puntas… y casi tres cuartas partes entre Pruden y Campos.

Además, Machín era definido en la época como “un futbolista trotón y agresivo que proporcionaba contundencia a la línea de volantes”, que dentro de esa zona aportaba “la entrega”, mientras Gabilondo era la visión y Germán la creatividad. Los tres alcanzaron la internacionalidad en una época en la que, ya se ha dicho, primero la guerra civil y luego la II Guerra Mundial redujeron a la mínima expresión las apariciones de la selección española durante una década. Gabilondo fue el primero en debutar y, cuando un año después lo hicieron Germán y Machín ante Suiza en Mestalla, el seleccionador Eduardo Teus prefirió alinear a Raich (Barcelona) en una decisión política, para evitar que la selección se asemejara en exceso a un equipo. Para Machín, el estreno fue además la despedida, pues en los siguientes compromisos el técnico prefirió como medio izquierdo a Mateo (Sevilla).

Eso sí, Francisco Machín cumplió con buena nota con la roja, que en ese encuentro vistió totalmente de azul. “Estuvo acertado en los servicios a los delanteros”, se lee en El Mundo Deportivo, donde se añade que “en la segunda parte fue Machín el elemento más destacado del trío medular. El medio atlético inició una serie de avances imponentes que si en algunas ocasiones fueron lanzados por su medido, preciso y oportuno pase, en otras fueron llevados materialmente por él en rápidos regates”. Mientras, el influyente Juan Deportista en ABC, tras recordar convenientemente que España aún se recuperaba de un período “en el que la nación fue agredida por la ferocidad roja” y elogiar “la gloriosa cruzada emprendida por nuestro Caudillo”, califica a Machín “como el más duro y decidido de los tres medios, pues empuja y castiga a los contrarios en cargas viriles, que unos y otros acusan”.

Además, el rotativo expone “el fervor de los 21.000 asistentes” con los colores nacionales y la participación de Machín en el tercer gol español, cuando el medio izquierdo grancanario recupera un balón en el centro del campo “y envía la pelota por alto sobre la puerta para Campos”, que cederá el pase definitivo al local Mundo. Tras superar este examen en Mestalla, una semana después vuelve Machín al campo valencianista en un partido de Liga que enfrentaba a los dos primeros clasificados y que acabó con triunfo colchonero por 0-1… con gol de Machín. Eso sí, conviene aclarar rápidamente que el jugador isleño marcó al ejecutar un penalti, poco después de que Mundo fallara otro para los locales. Esa fue la única derrota como local esa temporada del Valencia, que a partir de ese choque explotó hasta lograr un campeonato que parecía colchonero.

El Atleti se quedó sin triplete y ya no volvería a pelear por el campeonato de la regularidad, aunque en la Liga 43/44 fue subcampeón, también por detrás del Valencia. Las lesiones afectaron a los tres mosqueteros y poco a poco van dejando paso a jugadores más jóvenes como el grancanario Farias, Mencía o Cuenca. El primero en dejar el Atlético Aviación sería el propio Machín, al término de la campaña 44/45, en la que ya estuvo lastrado por una rotura de menisco y varias operaciones de las que no se recuperó totalmente. Gabilondo se iría un año más tarde y Germán abandonaría al curso siguiente. Eso sí, el grancanario encuentra hueco en el Málaga, con el que asciende a Segunda División y con el que juega apenas cinco choques antes de que nuevas lesiones le inviten a retirarse sin haber cumplido los treinta años.

Acabada su carrera futbolística, Machín se establece en la capital de España y, en concreto, en la calle Narváez. Su militancia durante la guerra civil en el Ejército del Aire y, posteriormente, en el Atlético Aviación, le facilitan un puesto de trabajo como empleado en el Ministerio del Aire, del que se trasladará luego al Ministerio de la Vivienda. Fallece en Madrid en el año 2000, aunque para siempre queda la leyenda de los tres mosqueteros en una época de escasas alegrías y mucha pobreza en la que el fútbol era mucho más que una válvula de escape.

 

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