La racha del CD Tenerife acaba con una derrota cruel frente al Mirandés

Míchel Herrero bate a Lizoain de penalti

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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Una derrota de la peor forma, superado el tiempo de prolongación y en una contra mal defendida, acabó con el magnífico arranque liguero del CD Tenerife y retrató la inocencia del equipo de Ramis, que antes buscó el 2-0 y cuando quiso amarrarse a su ventaja se encontró con la definición de su rival. La derrota parece un pecado de juventud del equipo de Ramis, generoso siempre, buscando el lucimiento a ratos y olvidando cuando debía que en Segunda División prima el resultado sobre cualquier estética.

El 1-2 tendrá que devolver a la realidad a los blanquiazules. De medio campo hacia adelante muestran una capacidad inusual para fabricarse ocasiones, gestionan bien sus espaldas mientras juega con las líneas juntas y trata el balón cada vez con más confianza, revelando mecánicas desconocidas. Una suma de virtudes estéril cuando no consigue un segundo gol que enfríe el rival o cuando permite que los partidos se vayan a un régimen de ida y vuelta que asoma el desequilibrio, el que este domingo abrió el camino de la derrota en una jugada originada por Sergio Camello y definida por Simón Moreno con el resultado más doloroso imaginado.

Hasta el desenlace trágico –permitido por el árbitro, porque los 95 minutos se cumplieron en el área del Mirandés, justo antes de que Iago López lanzara la contra de los jabatos–, el Tenerife fue superior en el primer acto y también en el segundo hasta que el equipo de Lolo Escobar, percutiendo y percutiendo, asomando las costuras de las bandas locales, encontró premio con el empate.

Salió brioso el representativo, buscando en los flancos a Mollejo –del extremo toledano no sabemos más porque cuando va a inventar algo lo paran en falta, cuatro en la primera media hora–, cuando no a Elady –activo e imaginativo–, cuando no la movilidad de Shashoua jugando entre líneas para su jugada personal o la asociación con Enric Gallego. Haciendo virtud de los desmarques de ruptura, sin renunciar a construir desde la salida con el balón jugado, el Tenerife halló petróleo casi llegado el descanso: la enésima aparición de Elady para ponerla a la caída en el área de Álex Muñoz, derribado por Carreira cuando el lateral tinerfeñista enfilaba franco a Lizoain. El penalti obrado en gol por Míchel Herrero premió el dominio del Tenerife y casi hizo pensar que lo más difícil estaba hecho.

El Mirandés del primer acto fue de menos a más. Avisó pronto (m.3) con un tiro de Capelli bien respondido por Soriano, después de una segunda jugada mal defendida por los locales, luego (m.16) con una galopada de Hassan tuvo que ser parada por Mellot con un agarrón que le costó la amarilla y cumplida la media hora con otra arrancada, esta de Sergio Camello, que fue dejándose rivales detrás hasta trastabillarse y perderla cuando casi encaraba al portero.

La segunda parte puso a prueba la capacidad del Tenerife para manejarse en casa con ventaja. Se hizo de nuevo con el medio juego, se gustó y fue acumulando llegadas y ocasiones que le pusieron en situación de golear: un tiro al larguero de Shashoua (m.48), otro remate del inglés encarado a Lizoain y bien abortado por el grancanario (m.71) y otra mano primorosa del examarillo para desviar un cabezazo de Carlos Ruiz (m.75) que iba a dentro…

Pudo echar el freno el Tenerife, pero cuando quiso ya no pudo. Ramis cambió talento por músculo y puede que el mensaje llegara ya tarde, con el Mirandés reactivado. Justo a la vuelta de las entradas de Larrea y Pomares, un balón raso al área chica no encontró el corte de Sipcic y luego, tampoco, una pugna suficiente de Moore –defiende menos que ataca, se entiende que Mellot le haya comido el sitio–, superado por el ímpetu de Simón Moreno.

Y pudo reservarse un punto el Tenerife, visto que ya andaba desalambrado, pero le pudo la fe, elogiosa, en la victoria. Se echó con todo arriba, cazó Carlos Ruiz otro cabezazo de los suyos (m.90) escupido por el travesaño y en la definitiva se lio Álex Muñoz casi a bocajarro para que recogiera el balón Iago López y la pusiera al medio campo, donde Carlos Ruiz negoció mal la pugna con Sergio Camello. Le ganó en todo el delantero y tuvo el cuajo suficiente para esperar la llegada, en un esprint agónico, de Simón Moreno, que apuntilló a Juan Soriano en lo que todavía volvía la cobertura local.

Entregado al intercambio de golpes, salió malparado el Tenerife frente a un Mirandés que hace virtud del contragolpe. Pensó en el corto plazo de una victoria casi merecida y olvidó el argumentario de un campeonato que premia antes la cabeza fría que las épicas improcedentes. Entendible esta de hoy, aplaudible, disculpable. E innecesaria.

(1) CD TENERIFE: Soriano; Mellot (Moore, m.46), Sipcic, Carlos Ruiz, Álex Muñoz; Mollejo (Rubén Díez, m.70), Míchel Herrero, Álex Corredera (Ethyan, m.87), Shashoua (Pomares, m.80); Elady (Pablo Larrea, m.80) y Enric Gallego.

(2) CD MIRANDÉS: Raúl Lizoain; Carreira (Íñigo Vicente, m.46), Onaindía (Álex López, m.80), Arroyo, Imanol; Hassan (Roger Brugué, m.60), Oriol Rey, Capellini, Rementeria (Iago López, m.46); Camello y Marqués (Simón Moreno, m.65).

GOLES: 1-0. Míchel Herrero, de penalti (m.44). 1-1. Simón Moreno (m.82). 1-2. Simón Moreno (m.90+6)

ÁRBITRO: Luis Mario Milla Alvéndiz (Comité andaluz). Amonestó a Mellot (m.16), Enric Gallego (m.19), Carlos Ruiz (m.83) y Pablo Larrea (m.84) y a los visitantes Marqués (m.23), Carreira (m.43), Álex López (m.86) y Raúl Lizoain (m.90+2).

INCIDENCIAS: Partido de la 6ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el Estadio Heliodoro Rodríguez López. 9.939 espectadores, con aforo limitado por normativa sanitaria. Antes de comenzar el partido se aplaudió un minuto en apoyo a la población de La Palma tras la erupción, horas antes, del volcán en Las Manchas.

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