Así es María Vintila, la rumana con alma de canaria

María Vintila, jugador del Círculo de Amistad del equipo de Segunda-B de tenis de mesa.

ACAN

Santa Cruz de Tenerife —

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Hoy traemos a estas páginas la figura emblemática de una canaria de corazón, aunque su cuna estuviera localizada en Rumanía. Se llama María Vintila. Marina, para la familia y los amigos. Todo un referente del tenis de mesa en esta tierra y más aún para el practicado por mujeres.

Esta dama del deporte es una experta jugadora, que ha cosechado diferentes éxitos a nivel nacional e internacional. Comenzó su andadura con la raqueta después de haber coqueteado con la gimnasia y el voleibol, hasta que un día se quedó fascinada por aquella pelotita de celuloide y por su característico sonido.

En sus tiempos jóvenes, mejor dicho, más jóvenes porque su forma física actual y su apariencia denotan una juventud manifiesta, había muchas jugadoras con nivel internacional en su país, tales como Olga Nemes o Otilia Badescu, por nombrar solamente a dos, que le sirvieron de espejo para su preparación y entrenamientos.

Entre sus resultados en Rumanía, donde llegó a ser profesional durante varios años, sobresalen las tres medallas de bronce en competiciones individuales y las cinco medallas por equipos en la superliga de aquel país, donde llegó a situarse entre las diez primeras del ranking nacional.

Después de la revolución, en diciembre 1989, el deporte en general no tuvo sus mejores días y debió tirar de los estudios como ingeniera técnica de minas, labor que compaginaban con la actividad deportiva, pero ya con un nivel de entrenamiento y exigencia mucho menor.

En 1999 se produce un vuelco en su vida al trasladar su residencia a una islita picuda del Atlántico, con mucho sol, buen clima y muy buena gente, donde establece contacto con Tomás García, que era el presidente de un club en el sur de Tenerife y que le posibilitó volver a jugar de vez en cuando. Al principio se le permite hacerlo en el equipo de Segunda de la competición masculina, dado que en Canarias no había, ni hay a día de hoy tampoco, ligas femeninas. Pero esto duró poco tiempo, hasta que se cerró la posibilidad.

Después de unos años azarosos en la cuestión deportiva, llega la posibilidad de trabajar con un grupo de chicas muy talentosas para configurar un equipo femenino que compitiese en las divisiones nacionales. Se comenzó participando en la Primera nacional, desde donde se pudo ascender a la División de Honor, llegando a tener dos equipos en la categoría de plata del tenis de mesa español. Esto ocurría entre los años 2008 y 2011, teniéndose que poner fin al bonito episodió del tenis de mesa canario femenino por falta de fondos con los que costear los gastos que suponía tener a estos equipos compitiendo a nivel nacional.

A partir de 2011, y después de varias charlas con antiguas amigas de su generación, decide comenzar a participar en los campeonatos de veteranos a nivel europeo y mundial, en los que logra triunfos muy destacados. En el 2012 queda, junto a su compañera y amiga de la infancia, María Gaftea, campeona de Europa en la prueba de dobles. En el 2013 repite lugar en el pódium con la misma compañera y además consigue el bronce en la competición individual.

En el Mundial de Alicante del 2016, alcanza el bronce en la prueba mencionada, además de llegar a los cuartos de final en la prueba individual. Por último, en los europeos de Tampere (Finlandia), consigue el subcampeonato en la prueba de dobles y otro bronce en la prueba individual.

Durante muchos años estuvo jugando en División de Honor para varios equipos peninsulares, pero dado el sacrificio que le ocasiona estar viajando prácticamente todos los fines de semana, decidió quedarse en las islas y solo competir en Segunda-B, que es la categoría superior en la que se permite actuar a las chicas en las ligas de chicos. Significar una vez más, que en Canarias no hay competición regular de tenis de mesa femenina.

En esta etapa milita en el Círculo de Amistad XII de Enero, donde, según sus propias palabras, “me han acogido muy bien, tanto los jóvenes de la Primera división --por cierto, felicidades por el tercer puesto en la liga aún sin finalizar-- y todos y cada uno de los veteranos y fundadores del tenis de mesa en el Círculo y en Canarias: Sanfrutos, Papu, Manolo Darias, Urbano y también los componentes del conjunto de Segunda División Nacional Masculina”.

Esta rumana de corazón canario es una polifacética del tenis de mesa. Es una gran jugadora como demuestra su palmarés. Pero también una gran entrenadora, pues en su época en Rumanía compaginó su etapa profesional con la preparación de los más pequeños en centros de alto rendimiento, donde aprendió de los mejores.

Además, cuando tiene ocasión, se enfunda el uniforme de árbitro y actúa como colegiada.

En la actualidad trabaja para el Ayuntamiento de Arona y lo compagina, como puede, con su amor por el deporte, porque a pesar de toda la excelencia de su carrera, hay que significar que a día de hoy no ha conseguido ningún sponsor que la patrocine.

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