La saga de los Cáceres
El matrimonio teldense formado por Francisco Cáceres Sánchez y Dolores Mayor Socorro trajo al mundo doce hijos, ocho varones y cuatro hembras.
Cuatro de los primeros, Paco (ya fallecido), Gonzalo, Juan y Luis, defenderían durante años la camiseta de la UD Telde, convirtiéndose en la saga de referencia en la historia del club faycan, tanto como jugadores como posteriormente como técnicos en el fútbol del municipio y la isla.
Sus inicios fueron en campos de tierra, en competiciones de aficionados o adheridos, hasta que el nacimiento de la UD Telde les llevó a defender la camiseta del primer equipo de la ciudad. Paco, el mayor, al decir de los hermanos, era el mejor, un todo terreno incansable no exento de técnica con vocación de propiedad en la zona ancha. Gonzalo no le fue a la zaga , José Luis fue un magnífico lateral y Juan, el que más ha perseverado en su afición a este deporte, era un interior técnico y luchador que alcanzó metas sucesivas en un equipo que iba poco a poco despuntando en el fútbol regional hasta llegar alcanzar la Segunda División B del fútbol nacional, meta que puede volver a alcanzar apenas se ponga orden y fundamento en las estructuras del histórico club sureño.
Juan Cáceres, portavoz de la saga, rememora con nostalgia aquellos tiempos en que él y sus hermanos se entregaban al juego por el juego, compitiendo a lo largo y ancho de la Isla y, como comentara Paco en su día, recibir quince pesetas para pagar el coche de hora hasta Sardina a jugar contra el Estrella, gastarse catorce en el billete y quedarse con una peseta de prima, en la época del teniente Iglesias. Para Juan, Gonzalo y Luis la cosa no mejoró mucho, aunque éstos si vivieron las etapas sucesivas de éxitos del primer equipo, como aquel primer ascenso a Segunda Regional en la temporada 1965-66, con un equipo donde figuraban entrañables deportistas teldenses como Cristóbal, Ñaño, Celestino, Leonardo, Juan Diego, Sosa, Nicolás, Chicho, Agustín y los hermanos Juan y Gonzalo Cáceres.
Charlando con Juan Cáceres surgen nombre como El Paredón, Pablito Hernández, Manolo Ruiz, Antonio Jorge, Manolo Torres, Martín Reyes, Juan Pérez, Fernando González, Nicolás, Sosa, Celestino, Secundino, Juan Diego, Chuli, Perico Martel, sitios y personas que jalonaron la historia de una UD Telde, a la que Juan Cáceres continuó prestando servicios después de colgar las botas como jugador del primer equipo.
“Tras mi retirada”, recuerda Juan, “empecé a entrenar al juvenil de la UD Telde, durante ocho años, al que hice campeón dos veces de la Liga Nacional, obteniendo el subcampeonato en otras tres ocasiones. Después, por diversas circunstancias, salí de la entidad y presté mis servicios como entrenador en múltiples equipos, entre los que te puedo citar al San Pedro Mártir, Ingenio, Ojos de Garza, dos veces al San Gregorio, otras dos veces al Unión Marina y otros muchos equipos de los que guardo un entrañable recuerdo, así como de los jugadores que entrené y de casi todos los directivos que confiaron en mí”.
Para Juan, estudioso y con una vocación casi enfermiza de seguidor de este deporte, “el problema del fútbol en Telde, desde siempre, es que no se ha sabido cuidar la cantera, ya que siempre se han preferido a los jugadores de fuera, en casi todas las épocas, lo que aburría a los jóvenes del municipio, que bien se iban o dejaban el fútbol, y echaba a la gente del estadio. En Telde ha habido jugadores que podían haber llegado a Primera División sin ningún problema y ahí están los nombres de Chicho, Perico Martel, Tito o Barrera, a los que les faltó quizás un empujón para llegar arriba. Tengo muchísimas ganas de que futbolistas de Telde lleguen a primera línea, pero para ello tienen que cambiar esos conceptos que siempre se han tenido por estos lares. La figura de Fernando González, quizás el mejor jugador que haya salido de Telde, reclama que hayan sucesores y cantera hay de sobra, lo único que hay que hacer es cuidarla, mimarla y promocionarla.
Sería de desear que, en la nueva etapa que inicia la UD Deportiva Telde, con rectores que han sido cocineros antes que frailes, se tengan en cuenta todas estas recomendaciones de personas que lo dieron todo por la entidad y que, lo mismo, se han hecho acreedores de sobra a un merecido homenaje por parte de directivos y aficionados. En el caso de Juan Cáceres, han sido treinta años de servicios que se interrumpieron en su momento porque así lo quisieron otros.