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Samuel Sánchez impone su condición del 'kamikaze' en la llegada a Granada

El español Samuel Sánchez, del Euskaltel Euskadi, hizo valer una bajada de kamikaze en Monachil para alcanzar la victoria en la decimoquinta etapa de la Vuelta, disputada entre Villacarrillo y Granada, de 201 kilómetros, por delante de Manuel TrikiBeltrán, mientras que los favoritos llegaron juntos y el ruso Denis Menchov mantuvo el jersey oro.

En un final emocionante, marca de la casa, Samuel Sánchez hizo honor a su condición de especialista en bajadas suicidas en el descenso de Monachil, alcanzó a Beltrán, que marchaba escapado y se impuso al jiennense con un tiempo de 4h.45.59, por lo que pudo dedicar su tercera etapa en la Vuelta a su hijo que nacerá en marzo.

Sánchez, asturiano de 29 años, uno de los fijos para el Mundial, entró con 24 segundos de adelanto sobre Carlos Barredo (Quick Step) y su compañero Igor Antón, que pasó la meta eufórico por el triunfo de su compañero. A 41 segundos se presentaron el líder Denis Menchov con Sastre, Efinkin y Evans, por lo que no hubo cambios en los puestos de honor.

Fue la tercera victoria consecutiva de Samu,que ya mojó las dos temporadas anteriores en La Bien aparecida y en Cuenca, en esta última con un histórico descenso que rememoró en el puerto granadino, donde Sastre trató sin éxito poner en aprietos a Menchov, que salió ileso, entero, con las diferencias de 2.01 y 2.27 minutos sobre Efinkin y Evans, que le escoltan en el podio. El abulense, igual, cuarto, a 3.02.

La etapa no conoció emociones fuertes hasta el Alto de Monachil. Hasta entonces la jornada, una de las más esperadas de la Vuelta, escenario de grandes emboscadas, como la del año pasado de Vonokourov a valverde, estuvo marcada por una escapada numerosa que fue muriendo poco a poco.

En la fuga se metieron entre otros Iñigo Cuesta, David López, Angel Gómez, Joan Horrach, Haimar Zubeldia, Paolo Bettini, Damiano Cunego, Van Goolen, Daniele Bennati, Sorensen y Aerts. El mejor clasificado era Van Goolen, decimoctavo a 12 minutos, por lo tanto, el pelotón esperó a que fueran madurando, siempre con ventajas inferiores a los 3 minutos.

El ascenso al Alto de Monachil (1a) se convirtió en un campo de batalla entre los favoritos, aún sin víctimas. El principito Cunego sobrevivió a la fuga y se marchó en busca de la cumbre, pero Triki Beltrán, cerca de casa se fue por el y coronó la cima en solitario, con un puñado sobre el italiano. A 42 pasaba el grupo de Menchov, Sastre, Evans, Samuel Sánchez, Igor Antón y Carlos Barredo.

Sastre intentó descolgar a Menchov, pero no hubo manera. El ruso se pegó como una lapa, como Evans, incapaz de desplegar el menor intento de poner en aprietos al líder, como si aún estuviera en el Tour. El líder del CSC, resignado, empezó a pensar en otra etapa para quemar las naves, como la de Abantos.

En el descenso Beltrán marcó el paso al frente, pero enseguida recibió la visita de Samuel Sánchez, el ganador del Gran Premio de Zurich 2006. Difícil enemigo, el peor posible. Un corredor que desde su debut profesional en 2000, en las filas del Euskaltel, su equipo de siempre, ha demostrado su condición de excelente bajador, de hombre rápido, como buen aficionado a las motos, Su padre era mecánico de esos vehículos.

Beltrán y Samuel, buenos amigos, se ayudaron mutuamente en los últimos 8 kilómetros, hasta el momento de la verdad, donde cada uno miró por sus intereses. Triki, en la ocasión de su vida para ganar en la Vuelta, en el esprint final de su vida profesional, le pidió a Samuel la victoria, pero éste le negó tan suculenta petición.

Amigos, pero no primos, debió pensar el ciclista del Euskaltel. Le comentó al andaluz que quería dedicarle el triunfo a su hijo que nacerá en marzo. Así, en la recta granadina, Samuel se acicaló, cogió metros y entró eufórico con gesto de acunar a un bebé. Una dedicatoria anticipada para celebrar su tercer triunfo de la temporada.

El secreto de la victoria lo contó al final. El amuleto de tiburón tigre que le trajo su cuñado de Cuba, y que se le rompió en el descenso. La cadena cedió, pero la suerte ya estaba echada. Sin el talismán también impuso su ley, la del kamikaze.

El pelotón disfrutará el lunes de la segunda jornada de descanso en Granada y volverá a la carretera el martes con la decimosexta jornada con final a Puertollano.

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