Malbasic
Llámenme loco, pero sigo pensando que Malbasic es el mejor atacante del Tenerife 19-20. Ya sé que el grupo de López Garai ganó 0-4 en Albacete con goles de Bermejo, Mazán, Miérez y Dani Gómez, pero opino que el futbolista serbio es imprescindible en el juego ofensivo del equipo blanquiazul. Y sí, vi por televisión como el citado Filip desperdiciaba varias opciones de gol en situaciones muy ventajosas, pero continúo creyendo que su presencia sobre el césped es garantía de peligro. Y que su contribución a la victoria del domingo fue mucho más allá de fabricar el 0-1 a los treinta segundos de partido.
Ya sé que, muchas veces, al llegar al área, Malbasic toma decisiones equivocadas. Es cierto, pero por una vez coincido con el tópico ese que dice que “si además tuviera puntería, no estaría en el Tenerife ni en Segunda División”. Y conviene recordar que en sus malas elecciones rara vez hay un exceso de egoísmo. No culminó una contra en un mano a mano con el portero rival porque vio a Bermejo mejor situado y le pasó el balón. Y minutos después acabó estrellando el cuero en el cuerpo de Tomeu Nadal porque antes buscó a un compañero hasta por dos veces y se quedó sin ángulo al no haber línea de pase.
Y sí, llámenme loco, pero yo quiero a Malbasic en mi equipo, con sus virtudes y defectos, siendo más peligroso en el uno contra cinco que en el uno contra uno, con sus arrancadas llenas de fuerza desde campo propio y con media docena de rivales por delante o con sus fallos incomprensibles ante la portería rival. Porque con el atacante serbio sobre el césped siempre tengo la sensación de que puede pasar algo, de que es un generador de peligro incluso desde posiciones lejanas al gol. Y que corresponde al cuerpo técnico y a sus compañeros aprovechar las virtudes de un agitador que puede hacer mejor al equipo.
Eso sí, sabiendo que quiero a Malbasic en mi equipo, confieso que no sé dónde lo quiero. Porque tras dos temporadas tengo claro que el serbio es un buen atacante, de los mejores de la categoría, pero no sé si es delantero centro, segundo punta, extremo derecho, mediapunta, un jugador de banda izquierda... Pero más allá de esa indefinición, tiene una serie de virtudes que no conviene obviar: ofrece criterio para mejorar el juego, posee velocidad y desborde, es generoso con los compañeros, tiene buen disparo desde fuera del área, no va mal de cabeza y hasta ha mejorado su capacidad de sacrificio defensivo.
Y también corresponde al cuerpo técnico dar ese paso que puede hacer que Malbasic pase de “buen jugador” a “futbolista diferencial”: encontrar la posición donde se puedan exprimir las virtudes de un futbolista que, incluso cuando está peleado con el gol, es el mejor atacante del Tenerife 19-20.
P.D. La goleada lograda en Albacete –al igual que la sufrida en Ponferrada– me la tomo como un accidente. Eso sí, creo que la victoria fue merecida y que puede dejar réditos futuros a la hora de dar tranquilidad a Miérez y Dani Gómez, delanteros que tenían la necesidad de marcar. Y que también puede alimentar la confianza de Mazán, Bermejo o Lasso, autor de un partido descomunal. O alejar cualquier temor a Aitor Sanz, futbolista que merece el calificativo de ejemplar y ante el que me vuelvo a rendir porque, lo confieso por enésima vez, pensé que –más por desgaste mental que físico– nunca más vería sobre el césped. Eso sí, como conozco la historia de este peculiar equipo, también espero que este 0-4 no sea el motivo de esa tan habitual relajación masiva que cueste una dolorosa derrota en Elche. Avisados (por la historia) ya están.
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