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An evening with Il Divo (I)

Eduardo Serradilla Sanchis / Eduardo Serradilla Sanchis

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No obstante, la respuesta correcta sería la siguiente: si se junta a un suizo, un francés, un americano y un español se puede formar un cuarteto musical llamado, en este caso, Il Divo.

Il Divo es una propuesta que surgió en la mente de Simon Philip Cowell, ejecutivo televisivo y musical, además de controvertido juez musical del famosísimo programa Idols. A raíz del éxito obtenido por varios de los participantes en dicho programa ?lanzados al estrellato por Cowell ? el empresario de la comunicación decidió buscar una opción distinta al éxito cosechado por Los tres Tenores.

Otra clara influencia en el nacimiento de Il Divo fue el dúo integrado por Andrea Bocelli y Sarah Brightman, el cual demostraba que el género lírico y los arreglos musicales contemporáneos podían combinar muy bien juntos sobre un escenario.

Comenzó un proceso de búsqueda que terminó por definir a los futuros miembros del grupo. Al final, los elegidos fueron el tenor americano David Miller; el también tenor suizo Urs Bühler; el cantante pop francés Sébastien Izambard; y el barítono español Carlos Marín. Corría el año 2003, y tras dos años de búsqueda, la formación de Il Divo comenzaba su andadura profesional, con un éxito mucho mayor del que el propio Cowell podía siquiera desear.

La realidad es que detrás de un producto tachado de “prefabricado” por quienes no toleran la más mínima trasgresión de las reglas ?sean musicales o de cualquier otro tipo- se escondía el trabajo de cuatro intérpretes que llevaban ya muchos años de labor profesional, lejos de la artificialidad que se les achacaba.

Tanto Miller como Bühler -tenores criados en lados separados del mundo, pero con las mismas inquietudes- se habían curtido en la disciplina del Bel Canto desde su juventud.

Miller, tras su paso por el instituto, ingresó en Oberlin Conservatory of Music para luego comenzar su labor de cantante dentro de las principales compañías líricas de su país. Fruto de ello, en 1998 llegó cantar delante del entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton.

Después Miller interpretó diversos papeles en teatros de América y Europa, destacando su labor en la versión dirigida por el escenógrafo y director Baz Luhzmann de la Bohème de Giacomo Puccini. En dicha versión Luhzmann trató de adaptar e introducir la ópera italiana al gran público, en especial al más joven ?algo que luego haría con sus versiones cinematográficas de Romeo y Julieta, y Moulin Rouge- elemento que se puede considerar una de las bases de un grupo como Il Divo.

Un año después, Miller firmaría para ser uno de los miembros de Il Divo, lo que le llevó a dejar los escenarios clásicos, aunque siempre que puede regresa a ellos para continuar con su carrera de tenor.

El caso de Urs Bühler es mucho más precoz que el de Miller, aunque igualmente ligado al Bel Canto. Bühler comenzó su carrera cantando en coro, la cual alternó con estudios de violín, clarinete, piano, guitarra y percusión. Lo curioso es que con tales comienzos, su debut se produjo como solista de una banda de Heavy Metal, a la edad de quince años.

Bühler no abandonó sus estudios clásicos, por lo que se trasladó hasta Amsterdam, lugar en el que estudió al lado del famoso barítono alemán Udo Reinemann, en el Sweelink Conservatorium.

Más tarde Bühler recibió clases del tenor sueco Gösta Winbergh, miembro del Royal Opera de Estocolmo, y del tenor francés Christian Papis, los cuales le ayudaron a profundizar y perfeccionar su repertorio clásico.

Gracias a sus lecciones, Bühler llegó a formar del coro de la ópera holandesa y, durante una temporada, estuvo a las órdenes de Claudio Abbado, aclamado director, entonces, del Festival de Música de Salzburgo. En total, Bühler pasó siete años trabajando en Holanda antes de firmar con el resto de los miembros de Il Divo.

El cantante francés Sébastien Izambard empezó su carrera musical con un álbum en solitario titulado Libre, con el que logró varios números uno en su país natal. Tras el éxito, Izambard combinó su faceta de intérprete con la de compositor y músico ?toca el piano y la guitarra- componiendo canciones para otros colegas de profesión.

Una vez que entró a formar parte del cuarteto, Izambard no paró hasta que logró incorporar varias canciones en su idioma, el francés, al repertorio del grupo ?una de ellas, interpretada junto a la cantante canadiense Celine Dion.

Izambard, considerado el más elegante de todos los integrantes del grupo, según sus admiradoras, invierte buena parte de su tiempo y su dinero en labores humanitarias, además de colaborar en otros proyectos musicales con artistas de su país.

Y el cuarto integrante, orden que suele ser el habitual cuando se presenta a los integrantes del grupo al comienzo de sus actuaciones, es el barítono español Carlos Marín.

Marín nació en la localidad alemana de Rüsselsheim, lugar donde comenzaría su carrera musical, con tan solo ocho años. Con esa edad grabó su primer disco titulado The Little Caruso, que ya incluía canciones tales como O Sole Mio y Granada. Dos años después, grabó su segundo álbum, titulado Mijn Lieve Mama (Mi querida madre). A partir de entonces, Marín comenzó sus estudios de solfeo y piano, estudios que combinaría con su carrera profesional.

Al cumplir doce años, Marín y su familia se mudaron a Madrid. Una vez instalado en España, Marín participó en varios concursos musicales, en especial en aquellos celebrados en RTVE, la única televisión que por entonces emitía en nuestro país. Marín también participó en certámenes clásicos, los cuales le ayudaron a cimentar una reputación de cantante sólido y versátil.

Entre sus maestros, Carlos Martín puede presumir de haber recibido clases de nombres tan ilustres como Alfredo Kraus, Montserrat Caballé y Jaume Aragall.

Durante los años noventa, el trabajo de Marín estuvo centrado en musicales, tales como Les Misérables, The Beauty And The Beast (donde sufrió un accidente que se saldó con una pierna rota), Grease, El Diluvio Que Viene, y El hombre de La Mancha.

También participó en La Magia de Broadway y Peter Pan. Otro de sus créditos de aquellos años fue formar parte del reparto de la versión española de Pesadilla Antes de Navidad, producida e imaginada por Tim Burton.

Antes de entrar a formar parte de Il Divo Carlos Marín tuvo tiempo de desarrollar su carrera como barítono en óperas de la talla de La Traviata, El barbero de Sevilla, La Bohème, Lucia Di Lammermoor y Madame Butterfly, y en zarzuelas, tales como La Gran Vía, La Revoltosa y La Verbena de La Paloma.

Una vez ensamblado el cuarteto, se decidió escoger un repertorio compuesto, mayoritariamente, por canciones en castellano e italiano, además de títulos en inglés y francés. Con dicho repertorio, parecía claro que el éxito del grupo se daría, sobre todo en países donde los dos primeros idiomas fueran predominantes.

Sin embargo, está claro que vivimos en un mundo globalizado, y los idiomas ya no son la frontera que pudieran ser antaño, sobre todo a tenor del lleno absoluto que registró el Hartwall Areena de la ciudad finlandesa de Helsinki, evento que comentaré en la próxima columna.

Eduardo Serradilla Sanchis

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