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Apartheid en La Laguna
Fernando Clavijo escribió ayer domingo un artículo en el periódico de cabecera de partido, bajo el título de Cien Días, el alcalde hacía balance de sus tres meses de gestión y destacaba que desde el mismo día que asumió el mando marcó una estrategia pensando en “ los mayores y los desfavorecidos, que necesitan de nuestro apoyo sin fisuras y con los empresarios y comerciantes. Con los niños y su desarrollo para el futuro y con los jóvenes que trabajan para que su mundo sea, cada día, algo mejor. Nuestro compromiso es con la gente”. El sucesor de Ana Oramas debió tener un problema con su ordenador, como Ana Rosa Quintana, y donde ponía “con los niños” en realidad él había escrito “con los niños blanquitos, los de sangre canaria, los que tienen derechos, cuyos padres nos votaron o podrían votarnos, los africanos no, porque entre otras cosas sus papás no compran El Día los domingos y no pueden leer el balance que hago de mis tres meses de mandato.”
La consejera de Bienestar Social, responsable legal de la tutela de esos menores, justificó la reacción del alcalde lagunero porque el gobierno canario se había comprometido a tener a los niños en Valle Jiménez hasta el último día de febrero. Y claro, como había pasado una semana, pues hay que ser comprensivo con este alcalde que muestra la misma rapidez para dejar un centro de menores extranjeros sin luz, que lentitud para ejecutar una sentencia del TSJC que ordenaba el cierre de la galería comercial de Alcampo la ciudad de los Adelantados. Cuando el actual alcalde era concejal de Urbanismo la Federación de Comerciantes de Tenerife amenazó a Clavijo con presentarle una querella criminal por no obedecer la sentencia judicial que ordenaba el cierre de Alcampo. El alcalde tuvo una paciencia infinita con la multinacional francesa.
El director de la Asociación Mundo Nuevo, Juan José Domínguez, no aclaró si el ayuntamiento de La Laguna avisó a su ong antes de cortar la luz al centro de Valle Jiménez, ni dónde destinaban a los niños, quizá no quería perjudicar la imagen del ayuntamiento. Según publicó La Opinión, Domíguez y toda la junta directiva de esta ONG son militantes de CC, y han obtenido la gestión de varios centros de menores extranjeros por adjudicación directa.Domínguez fue directivo de Aeromédica, y después de que Aeromédica abandonara la gestión de algunos centros montó la ong.
En el acto de entrega de los premios por el 8 de marzo, el presidente Paulino Rivero aprovechó su discurso para criticar al gobierno estatal por su política de inmigración. Rivero se refirió a los “sueños de futuro ahogados a escasos metros de nuestras costas”. A juicio del presidente canario en las últimas semanas “hay quienes intentan ocultar ese drama cubriéndolo con un manto de silencio”. Se refería Rivero al gobierno del Estado, pero la frase hubiera sido perfecta si en vez de “manto de silencio” hubiera dicho “manto de oscuridad”, porque así dejó Fernando Clavijo, compañero de partido de Rivero, a los niños del centro de La Laguna. El Mencey del Sauzal dijo que este drama humano requiere políticas “reactivas y también anticipatorias”. Lo dice el presidente de un gobierno que sigue sin aprobar un nuevo Plan de Inmigración, el último aprobado por el ejecutivo canario es el Plan de Inmigración 2002-2004. Cinco años lleva el ejecutivo isleño sin planificar la política migratoria, y su presidente actual dice que hay que hacer políticas “reactivas y anticipatorias”.
Cuando murieron las 25 personas en Los Cocoteros, en Lanzarote, dije que después del minuto del silencio vendría el ruido. Desgraciadamente no me equivoqué, ya está aquí el ruido. Después de llorar por los muertos y de visitar a los supervivientes en el hospital, ahora toca pasar de la compasión al ataque. Los papeles están repartidos, el Partido Popular interpreta el papel de hoolingans, y sus portavoces aprovechan los mismos comunicados de prensa donde critican las investigaciones sobre corrupción en el PP para acusar a Zapatero de las muertes de africanos en las costas. A Coalición Canaria le toca el papel de plañidera: no nos hacen caso, marginan a Canarias. También piden la reforma de la Ley de Extranjería para que se trate de forma diferente a los menores africanos que a los niños españoles en situación de desamparo. Se trata de convertir la Ley de Extranjería en una auténtica legislación Apartheid. Lo que pretende CC es que se entierre la Convención Internacional de los Derechos del Niño de 1959, que prohíbe la discriminación de los menores desamparados por su origen racial.
La noticia del cierre de Valle Jiménez apenas ha tenido repercusión en la prensa de Tenerife. Cuarenta niños sin electricidad, repartidos en centros donde tienen que acostarse en colchonetas en el suelo, no han merecido ni un 10% de la atención dedicada a una sola niña, Piedad, cuya tutela ha provocado un auténtico circo mediático. Las dos varas de medir estos asuntos que afectan a la política de menores son una prueba de que hay un caldo de cultivo social ideal para reformar la ley de Extranjería, porque no vemos con los mismos ojos a los niños africanos que a los nacidos en Canarias.
Juan GarcÃa Luján
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