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Blesa y otros

Julián Sánchez Verde

Desde mi experiencia de haber sido consejero de una Caja llamada Insular de Ahorros de Canarias tristemente desparecida y ahora encuadrada en Bankía, quiero expresar mi indignación por todo lo que estoy escuchando y leyendo de directivos de Cajas de Ahorros que se habían creído que las Cajas que gobernaban estaban a su servicio personal, manipulando, engañando y pervirtiendo lo que tenía que ser la verdadera misión de una Caja de Ahorros que no era otro que revertir sus beneficios a la sociedad a través de su Obra Social y no llenar los bolsillos de aquellos depredadores que llegaron a las Cajas para hacerse ricos comprando voluntades políticas y engañando a los verdaderos valedores de su existencia que no son otros que sus clientes.

Caja Madrid, Bancaja, Caja de Ahorros del Mediterráneo, etc. No saben ustedes la satisfacción tan grande que me da ver a sus directivos, presuntos chorizos de guante blanco, pasar por los juzgados a dar cuenta de todos los desmanes que han hecho y el daño tan grande que han causado no sólo al sistema financiero español sino a toda la ciudadanía. Desde las preferentes en las que considero que dichos directivos han cometido un fraude masivo a unos clientes indefensos que no pretendían otra cosa que sacarle una mejor rentabilidad a sus ahorros, pretensión absolutamente legítima, que no exculpa para nada el engaño al que fueron sometidos esquilmándoles sin ninguna contemplación los ahorros de toda una vida, hasta los salarios y planes de jubilación sin control que los citados directivos se iban auto asignando sin importarles para nada que su Caja iba cayendo año tras año en pérdidas millonarias hasta el rescate final por parte del Estado y por ende de todos ciudadanos españoles.

Cuando veo el cinismo del Sr. Blesa diciendo con toda su cara dura que los preferentistas sabían lo que hacían no puedo por más que contener mi rabia y así no me extraña que alguien terminara golpeándole con un cartel en la cabeza a la salida de los juzgados, aunque lógicamente este no debe ser el proceder, aunque mira que si han tenido paciencia los afectados de protestar y protestar sin que hasta la fecha no haya ocurrido alguna desgracia. Y el papel de Narcis Serra en el caso de Caixa Cataluña es patético, lo que tenemos que oír de esos depravados que solo estaban pensando en que algún día se les acabaría el chollo y había que blindarse para asegurar el futuro.

Les puedo decir con total seguridad, y no es por tratar de exculpar a unos e inculpar a otros, que los verdaderos culpables de las preferentes son los directivos de las Cajas y quiero decir directivos que no consejeros y me explico. Los Consejeros pertenecientes al Consejo de Administración representan al Parlamento, a Ayuntamientos, al personal, a los impositores y otros estamentos sociales de la comunidad donde se ubica una Caja de Ahorros celebrando una vez al mes sus reuniones donde casi siempre el Director General o Presidente Ejecutivo informa de las decisiones ya tomadas por este y su equipo directivo. No cabe duda que los miembros del Consejo de Administración tienen una responsabilidad política de todo lo que sucede en las Cajas pero los que planifican, estudian y ponen en marcha las políticas financieras del día a día en una Caja de Ahorros, como las preferentes, son su Director General o Presidente Ejecutivo, según cada Caja, y todo su equipo directivo sin tener que dar cuenta al Consejo de esas políticas sino en todo caso, a posteriori, informar a los órganos de gobierno superiores como pueden ser el Consejo de Administración y la Asamblea General. Es por eso, a mi entender, que los jueces, deben tener absolutamente claro que en el caso del fraude de las preferentes los directivos de comerciales, financieros, de planificación, directores generales, presidentes ejecutivos, etc, son los verdaderos culpables de esa estafa sin que por ello desde luego se pueda descartar alguna responsabilidad a los miembros del Consejo de Administración que se reúnen una vez al mes.

Por tanto, es el Sr. Blesa y todos aquellos directivos que cobraban un salario, ya sea en Caja Madrid como en otras Cajas, los que deberían dar las explicaciones oportunas porque han sido ellos los que conocían el producto, conocían para quien tenía que ir dirigido, que no era precisamente para los ahorradores con perfil bajo en conocimientos, que era un producto toxico, perpetuo y que cuando desapareciera el mercado secundario la pirámide se vendría abajo como así ocurrió. Pero junto a estos directivos deberían ser juzgados también los responsables del Bco. de España que era el supervisor bancario por permitir su comercialización desde el primer momento y dejar además que se siguiera comercializando más tarde en sucesivos años aún sabiendo los peligros que entrañaba.

Sin embargo, sí que tienen una responsabilidad directísima los miembros del Consejo de Administración en las subidas abusivas de los sueldos de sus directivos y de las dietas de los consejeros o de los contratos blindados de muchos Directores y Presidentes Ejecutivos porque era este órgano el que tenía que aprobar este tipo de decisiones y si, por alguna razón, habían delegado en otro órgano distinto, como la existencia en algunas Cajas de un Comité de Retribuciones, mal delegadas estaban, y por tanto no les exime de responsabilidad por tal motivo.

Era tan grande el poder de los Directores Generales o Presidentes Ejecutivos de muchas Cajas españolas, que ninguno creyó nunca que podría suceder lo que ha sucedido y que sus vergüenzas salieran a la luz pública, del nepotismo tan grande que imperó en ellas, del favoritismo, tanto personal como político, que tenían muchas de sus decisiones, por lo tanto ya es hora de que algunos paguen por lo que han hecho y otros incluso devuelvan el dinero que tan descaradamente se han llevado sin merito alguno, porque parte de ese dinero corresponde a cada uno de los españolitos de a pie, y al gobierno que se deje de pamplinas y de marear la perdiz y que obligue de la manera que sea a las Cajas a devolver a los pobres desvalidos, ancianos en muchos casos, preferentistas todo aquello que se les ha estafado.

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