Bravatas estivales

A veces, las buenas maneras y la sensatez son víctimas de las altas temperaturas. y de los bajos niveles de humedad cerebral. Las neuronas se incendian como los bosques. Y no hay bomberos capaces de apagar las llamas de la bobería antes de que prendan en las noticias de los periódicos. Los asesores deben estar de vacaciones. O, si están en la brecha, son muy malos. Ocurre que no hay asesores capacitados para aconsejar a los políticos en materia de buenos asesores. Si los hubiera, Zapatero no habría advertido, muy cachonda y optimistamente, en un reciente mitin al PP de que vaya pensando en las elecciones… del 2012, porque las próximas las tiene perdidas. La zafia salida (no se la puede calificar precisamente de elegante) habrá encantado a los militantes asistentes a la reunión partidista, pero puede provocar un efecto negativo en el electorado. En los que sólo son simpatizantes, en quienes piensan que el PSOE es la menos mala de las malas opciones posibles. Es decir, en quienes no son forofos incondicionales, vaya. Por su parte, Rajoy ha contraatacado con otra estupidez: alardea del convencido de que esta vez, volver a ganar por mayoría –en el 2008- será coser y cantar. Las críticas a esta declaración pueden ser exactas a las ya expuestas en el caso de Rodríguez Zapatero. Están, pues, nuestros principales políticos, este verano, y por utilizar un símil deportivo, como aquellos boxeadores míticos –con Cassius Clay en cabeza- que desde el mismo rito de la pesada pretendían asustar al rival profetizándole que lo derribarían en el primer asalto, que lo noquearían y destrozarían sin piedad en apenas segundos. Eso está bien como montaje y reclamo publicitario de un espectáculo violento, pero no es admisible en dirigentes políticos serios. Los dirigentes políticos serios, en caso de imitar a algún deportista, debieran tomar recortes de los jugadores de fútbol: - Queda mucho partido… Hay que respetar al contrario. Sudaremos la camiseta y, al final, pues eso: que gane el mejor.

José H. Chela