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La calle

José H. Chela / José H. Chela

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Una semana sin manifestación patriótica, sin una convocatoria a la unidad, sin una concentración para reafirmarse en algo sustancial y trascendentalísimo, podría generar un mono en el PP de consecuencias imprevisibles. Quizás, porque las reacciones en esas circunstancias, pueden resultar sorprendentes y autopunitivas, hasta se ponían a colaborar con el Gobierno en cualquier iniciativa (sin demasiada importancia, desde luego). La manifestación sabatina del PP, a partir de ahora, va a ser tan normal para la ciudadanía como las competiciones dominicales de Fernando Alonso. La pregunta habitual del espectador despistado de en qué circuito corre el asturiano puede coincidir con la del contribuyente curioso, pero aburrido: - ¿Dónde se manifiesta esta semana el PP? Preguntar el motivo de la manifestación no será lo usual, porque eso importa poco. Se puede, por ejemplo, convocar una en Pamplona para pedir que Navarra no sea moneda de cambio político en una hipotética negociación del Gobierno con los terroristas vascos. Y no importa que el Gobierno haya jurado, perjurado y repetido que Navarra nunca será moneda de cambio. Se mantiene la llamada al civilizado tumulto y ya está. Es un método que permite manifestarse apelando a pálpitos, basándose en sospechas, inflando barruntos, alimentado bulos, o blandiendo mentiras. No faltará nunca un buen tema semanal para que la crispación no decaiga. El PP, les decía al principio, ha encontrado, no sólo el gustirrín, sino la rentabilidad a la calle (que, ya fue en sus tiempos, propiedad exclusiva de Fraga Iribarne). Y ahora Mariano Rajoy acusa a Zapatero de no escuchar su voz (la de la calle, digo). Qué cosas. Para don Mariano, la calle es sólo su calle. Las calles que domina y que recorren sus masas. Qué pena, si la calle de verdad fuese solamente eso. Y qué tristeza y qué miedo, si la voz de la calle fuese también únicamente esa voz histérica que se hace eco –multitudinario, eso sí- de un pensamiento histriónicamente manipulado.

José H. Chela

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