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El cambio climático en los territorios insulares

Antonio Morales

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El pasado 25 de octubre el Centro UNESCO  Gran Canaria, en colaboración con la ULPGC y el Cabildo de Gran Canaria organizó el Encuentro Archipiélago y Océano: Repercusión del Cambio Climático en los Territorios Insulares con la participación de expertos de distintos lugares del mundo. Si no estoy equivocado es la primera vez que se celebran aquí en Gran Canaria unas jornadas interdisciplinares que congregan a científicos, gestores y políticos de la Macaronesia (Azores, Madeira, Canarias, Cabo Verde) para debatir las medidas más adecuadas en la lucha contra el cambio climático y sus efectos en los archipiélagos.

Millones de refugiados del planeta han sufrido, sufren y seguirán sufriendo las consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos. Es inhumano y suicida dar la espalda a esta realidad; el primer informe del Banco Mundial analizando los efectos del calentamiento global sobre los flujos migratorios en el mundo establece que más de 140 millones de personas de África, América Latina y Asia tendrán que emigrar de sus países antes de 2050. De ellas, 86 millones migrarán desde la cercana región del África Subsahariana.

Los últimos tres años, es decir, 2015, 2016 y 2017, han sido los tres años más calurosos registrados hasta la actualidad desde 1880. Y los factores del cambio climático a largo plazo, como las concentraciones de dióxido de carbono, el aumento del nivel del mar y la acidificación de los océanos, entre otros fenómenos preocupantes, continuarán a menos que actuemos. Además, esta situación afectará especialmente –está afectando especialmente- a los archipiélagos tal y como reflejan los diferentes informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU. En Canarias las afecciones empiezan a ser significativas: desvíos de los alisios hacia el este con el riesgo de cambios serios en el clima; calentamiento de nuestras aguas con la aparición de riesgos ligados a la tropicalización del clima; aumento del nivel del mar;  periodos prolongados de sequía y calimas y precipitaciones intensas; aparición de enfermedades tropicales…

Mientras Donald Trump seguía cuestionando la pasada semana el calentamiento global, un informe del IPCCC ha reflejado el impacto inmediato del cambio climático más allá de como se pensaba que iba a ser hasta ahora y afirma que evitar el daño requiere cambiar la economía mundial a una velocidad y escala que no tiene “antecedentes documentados”.

Los noventa y tanto científicos implicados en el estudio se basan en 6.000 artículos irrefutables  para describir un mundo con escasez de alimentos y aumento de los incendios forestales, así como la desaparición de una gran cantidad de arrecifes de coral para el año 2040. También observaron que si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan con el crecimiento actual, la atmósfera aumentará su temperatura en 1,5 grados en 2040, llegando a  una temperatura que el Acuerdo de París recomendaba no alcanzar hasta dentro de 82 años. Esto se traducirá en inundaciones de las costas e intensificación de las sequías y, como consecuencia, aumento de la pobreza.

Simplemente piensen que este estudio prevé, en un escenario de un aumento de la temperatura global en 1,5 grados, que países como EE.UU, Bangladesh, China, Egipto e India, entre otros, alberguen a 50 millones de personas que estarán expuestas a los efectos del aumento de las inundaciones costeras para 2040.

¿Cómo lograremos evitar esta situación? Los autores de  este informe lo dejan muy claro: se requiere transformar la economía mundial en unos pocos años y estiman que el daño del calentamiento global tendría un coste de 54.000 millones de dólares. Pero mientras concluyen que técnicamente es posible limitar el calentamiento a 1,5 grados, también muestran su desconfianza de que sea posible alcanzar un acuerdo político al respecto. Afirman que se requerirán impuestos elevados para las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y que la contaminación de efecto invernadero deberá reducirse en un 45 % con respecto a los niveles de 2010 para 2030, y en un 100 % en el 2050. También nos dicen que, para 2050, el uso del carbón como fuente de electricidad tendría que prácticamente desaparecer y producirse una reducción importante en el consumo de energías fósiles como el petróleo y el carbón. Las energías renovables, como la eólica y la solar, que representan aproximadamente el 20 por ciento del mix energético actual, deberían aumentar hasta en un 67 por ciento.

Pues bien, ante este panorama, quiero decir que el Cabildo de Gran Canaria en este mandato ha sido el primero de la historia de esta institución que se ha tomado en serio la apuesta por un desarrollo sostenible que logre, por un lado, rebajar nuestro impacto sobre los recursos energéticos, y por otro,  conseguir un mayor autoconsumo y por tanto un importante ahorro en la factura eléctrica. Seguimos avanzando en la promoción de las energías renovables y la lucha contra el calentamiento global dentro de esa estrategia de convertir a Gran Canaria en una ‘ecoisla’. 

Y en ese marco, hemos ido poniendo en marcha diversas actuaciones para cumplir con el compromiso que adquirimos con la ciudadanía de lograr que Gran Canaria sea una isla sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Estamos instalando plantas fotovoltaicas y aerogeneradores en nuestros edificios y en las plantas de tratamientos de los residuos. La Red Insular de Cargadores para vehículos eléctricos en todo el territorio insular avanza a buen ritmo. Las subvenciones para la instalación de plantas fotovoltaicas en viviendas particulares han supuesto también un antes y un después en la implicación del Cabildo en la promoción de las energías renovables.

Estamos investigando e impulsando la búsqueda de nuevas alternativas que garanticen la soberanía energética Gran Canaria a través de la geotermia o la central hidroeólica de Chira- Soria. Nuestro Plan RENOVAGUA contempla una inversión de 18 millones de euros para la instalación de  aerogeneradores,  plantas fotovoltaicas y toda una serie de actuaciones de ahorro y eficiencia energética vinculadas al ciclo integral del agua (desalación, depuración, riegos agrícolas, abastecimiento humano…). Por otro lado, tenemos en marcha el Plan de Cooperación con los Ayuntamientos y las Mancomunidades que plantea una inversión de 9 millones de euros para actuaciones relacionadas con las energías renovables y la eficiencia energética. 

Así mismo, hemos logrado impulsar el Pacto de los Alcaldes por el Clima y la Energía Sostenible en toda la isla y podemos afirmar con satisfacción que somos la única isla del archipiélago con todos los ayuntamientos adheridos a esta propuesta europea de lucha por la sostenibilidad de la Tierra. Incluye precisos y actualizados inventarios de emisiones de Gases de Efecto Invernadero de los 21 municipios y acciones para  contribuir a la descarbonización de la actividad humana en Gran Canaria.  Además, hemos elaborado una Evaluación de Riesgos y Vulnerabilidades frente al Cambio Climático con el apoyo de la Fundación Biodiversidad.

El Cabildo lleva también dos años ininterrumpidos trabajando en la configuración de una Estrategia Insular de Cambio Climático mediante un amplio proceso participativo. Durante este periodo hemos emprendido y desarrollado numerosas acciones y proyectos para conocer las vulnerabilidades de la isla y adoptar decisiones de adaptación a impactos y de mitigación de gases contaminantes. Hemos firmado recientemente un Convenio con la AEMET para hacer un seguimiento real de las afecciones del clima en la Isla; presentado  el proyecto INTERREG MAC-CLIMA; apoyado el Centro de Documentación de Cambio Climático y Medio Ambiente del Centro UNESCO Gran Canaria…

Estoy absolutamente convencido de que debemos y podemos hacer más en la lucha contra el cambio climático, redoblando esfuerzos desde la propia gestión pública y sensibilizando a la ciudadanía para que sitúe el calentamiento global en un lugar preferente dentro de sus preocupaciones. La mayor parte de las personas tienen vidas ajetreadas y multitud de cosas urgentes y cotidianas que atender. Y quizás deberíamos intensificar los esfuerzos para concienciar sobre algo llamado “calentamiento global”, aparentemente invisible y considerado erróneamente peligroso solo en el largo plazo. Es necesario convencerse de que luchando contra el cambio climático estamos protegiendo a nuestros seres queridos, nuestros hogares, nuestro territorio  y nuestros medios de vida.

Durante los últimos doscientos años, los seres humanos hemos demostrado claramente que podemos cambiar el clima, y lo hemos hecho en la dirección incorrecta. Ahora tenemos la oportunidad histórica de demostrar que podemos cambiarlo para hacer las cosas mejor. Les animo a todos a remar en esta dirección y a difundir  este mensaje.

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