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La carretera fantasma de Valle de Guerra

Santiago Pérez

La Laguna —

La tramitación del nuevo Plan General de Ordenación de La Laguna ha estado presidida por el gran alarde publicitario -pagado con dinero público- de Fernando Clavijo y su gobierno para presentarlo como el fruto de un genuino proceso de participación ciudadana.

En Valle de Guerra pretenden realizar un profundo “cambio en la tradicional forma de relación con el territorio” a base de promover la urbanización del gran espacio de suelo agrario situado entre los dos asentamientos poblacionales que, apoyándose en la carretera Tejina-Tacoronte y en la que va de Tejina al Pris, han caracterizado la historia y la realidad de esta localidad norteña.

Además, en la elaboración del PGO referida a Valle de Guerra se ha producido un fenómeno que da una idea mucho más elocuente de la “transparencia y participación” de la que presume el gobierno de Clavijo que toda su propaganda oficialista: la aparición y desaparición de la variante fantasma. Ésta es su historia.

En las seis alternativas viarias definidas por el avance del PGO que fue sometido a información y participación ciudadana, figuraba una “carretera variante a la TF-16 (carretera general Tejina-Tacoronte) por el Sur desde el Cementerio hasta su empalme a la altura de la Casa de Carta”.

La justificación de esta propuesta de nueva vía, la única que figuraba en todas las alternativas del avance, ha sido la de desviar el tráfico interurbano del tramo de la carretera general que, desde el Cementerio hasta más allá de la calle del Calvario, constituye el centro urbano de Valle de Guerra. Una idea razonable para potenciar el centro económico y social del valle.

Sin embargo, en el PGO aprobado provisionalmente esa variante no aparece. Ha desaparecido sin dejar rastro. Las que sí aparecen son todas las propuestas de nuevas vías que aparecían desperdigadas por las diferentes alternativas viarias y urbanísticas del avance. Incluida otra variante, con la aparente misma justificación de desviar el tráfico de paso, pero entre la carretera de Tejina al Prix y la costa, justo al otro lado del pueblo.

¿Cuál es la finalidad de todo ello? Trastocar profundamente la realidad urbana y sociológica, el modo de ser que se ha ido fraguando en Valle de Guerra a lo largo de su historia, para urbanizar un suelo que el Plan Insular de Ordenación considera de gran aptitud para la agricultura intensiva por su calidad y por las condiciones climáticas del valle. Ese tipo de suelo, según la ley de Directrices de Ordenación General, debe ser protegido “esté o no en explotación” por tratarse de un patrimonio natural cuya urbanización destruiría irreversiblemente.

La nueva maraña de carreteras y vías que define el nuevo PGO aprobado por el gobierno municipal no es la respuesta a demandas ni necesidades de la población vallera, ni de un desarrollo previsible y sostenible, sino a las nuevas demandas de “tráfico inducido” (así se justificaba en todas las alternativas del avance) por las obsesiones e intereses urbanizadores a cuyo servicio se ha elaborado y aprobado inicialmente el nuevo PGO de Valle de Guerra. Especialmente, la nueva urbanización central en la que se va a “concentrar la vivienda colectiva”, es decir los edificios de 3 y 4 plantas frente a la “vivienda unifamiliar de dos plantas de altura máxima” que es la construcción vallera típica.

He buscado alguna explicación a la desaparición de la variante fantasma y no la he encontrado en la documentación del PGO. Tampoco fueron capaces de darla en el reciente pleno del Ayuntamiento. Por eso, a pesar de la habitual censura periodística impuesta por Clavijo, les cuento esta historia de la carretera fantasma de Valle de Guerra.

“Hacer más ciudad en la ciudad y más campo en el campo”, era el eslogan con el que la propaganda oficialista sobre el PGO nos martillaba la cabeza.

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