Costumbres y malestares
En el Congreso de los Diputados, siempre te encuentras con Julián Besteiro. Diputados y diputadas, ministros y ministras, pasan delante de él justo antes de ingresarse en el hemiciclo. Así lo registran a diario las televisiones. Hace tiempo que no nos vemos. Solía consultarle algunas cosas. O de eso convencí a una veterana periodista parlamentaria que hace años duda de mi juicio. No es el ectoplasma de Durruti, que sí habla y bebe cortaditos. Pero casi. En el silencio de su busto, medita y contempla. Estos días ambas cosas en exceso. A pesar de catedrático de lógica, entendió muy pocas cosas de la sinrazón de los acontecimientos que le rodearon, sobre todo los últimos, que acabaron con su vida en la cárcel de Carmona. El general superlativo tuvo sobre la mesa una petición de indulto, o excarcelación, firmada por varios de sus generales conmilitones. Ni caso. Ahora es un gran olvidado, salvo por la omnipresencia del busto que lo recuerda. Le propuse a mi colega que hiciera una encuesta a ver cuántos conocían al filósofo y político, y qué sabían de él. Aumentaron las dudas sobre mi juicio. No hubo encuesta.
Hoy he estado allí. A la vera de Besteiro. Durruti, tan fino como siempre, me recordó: “Acuérdate que casi nos rinde ante los fascistas.” “No es verdad,” le dije, “siempre detestó la violencia, intentó evitarla, y la violencia, las violencias, acabaron con él.” Otro paria de la tierra le acompañó aquellos últimos días, anarquista, Cipriano Mera, que murió de viejo y de obrero de la construcción muchos años después en París. Engañados ambos por un militar, cómo no, el coronel Casado, protagonizaron el desbarajuste final de la II República antes del “hemos pasado” de los golpistas.
Regresamos incómodos del congreso, el ectoplasma del leonés y yo. Regresamos a nuestra mesa del Hotel Palace -al Ritz ya no vamos porque ha quedado muy feo después de la reforma- y pedimos agua con gas, Vichy Catalán, por favor, sin hielo y sin limón, también por favor. Buscaba inútilmente, a modo de Plutarco coruñés, una vida paralela actual. No la encontré. Buenaventura se rió con mi empecinamiento. “Eres como la sequía, o como ese hombre de La Palma que quiere levantar su casa encima de los restos de la anterior, sepultada por la lava.”
La tenacidad y la lógica. Quizás no hay besteiros en 2023. Quizás nos hacen falta.
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