La crisis del PP, de Génova a Albareda

Federico Jiménez Losantos, en la COPE, y Pedro J. Ramírez en “El Mundo”, están realizando una campaña feroz muy critica contra Mariano Rajoy, y por supuesto contra Soraya Saénz de Santamaría, que la pobre acaba de llegar a sus responsabilidades, y no la han dejado ni sentar en el Congreso de los Diputados. Es difícil pronosticar cuanto va a durar y que intensidad van a tener estos ataques en el próximo futuro. Esperanza Aguirre viene ahora a decir que quiere un debate ideológico, pero la mayoría de los votantes de la derecha están de acuerdo con el ocaso de las ideologías, y lo que quieren es un líder o lideresa de mano dura, un Führer, Duce o Caudillo, para mayor concreción, y esa propuesta de Aguirre de hacerles pensar, y lo que es peor, hacerles tomar la decisión de optar por ella o por Rajoy, es un trabajo muy duro intelectualmente.

Así las cosas, en Canarias se le complican cada vez más los asuntos/trasuntos a José Manuel Soria. No voy a recordar todos los escándalos inductivos de presuntos delitos protagonizados por cargos públicos “populares”, porque este comentario sería interminable y repetitivo. Pero el último espectáculo gratis total en el hotel Tryp Iberia de Paquirrín el de Mogán clama al cielo. Tanto es así, que en esta ocasión el presidente por ahora del Partido Popular canario, José Manuel Soria, le ha pasado la pelota y el paquete a Miguel Jorge Blanco, dirigente insular de Gran Canaria, en relación a las esquizofrénicas declaraciones de Paquirrín, que a sus siete presuntos delitos añadió en una mañana clamorosa un octavo por lo menos.De momento el delegado del gobierno, Salvador García Llanos, ha enviado sus declaraciones a la abogacía del Estado, para analizar las tremebundas declaraciones de Paquirrín, que se autoinculpa de sus presuntos ilícitos negocietes aprovechándose de su cargo, y justificó además que su “partenaire” Onalia Bueno haya incluso investigado a una comisaria jefe de la policía en San Bartolomé de Tirajana. A ver que dice la policía.

Las aguas bajan turbias para el Partido Popular en Madrid y en Canarias, y no es extraño que sectores de Coalición Canaria, principalmente La Palma, Fuerteventura, y El Hierro, estén pensando que lo mejor es dejar de nuevo a Soria en la oposición, y a Paulino Rivero jugando al dominó en El Sauzal. Claro que, en Canarias las cosas van despacio. Dudo que Antonio Castro, ahora presidente del Parlamento, quiera dar un paso al frente para recomponer la situación en el Ejecutivo, pero a veces en mis dudas me equivoco. Todo podría pasar de aquí a final de año.