Espacio de opinión de Canarias Ahora
El debate mediático ¿Vuelve el Pacto del Pardo?
Y es que este sistema bipartidista de Canovas incluía a los liberales de Sagasta, basaba en dos partidos que se turnaban en el gobierno en alternancia con elecciones amañadas y designación de diputados a dedo desde las cúpulas dirigentes. En la actualidad la derecha estatal de los Acebes, Zaplanas y Aguirres, bendecidos por la emisora oficial de la Iglesia, se nos muestra como heredera ideológica del conservadurismo de Cánovas y de la CEDA, defensores todos del nacional catolicismo más retrogrado apoyada en la cúpula dirigente de la Conferencia Episcopal, dirigida por el triunvirato de los obispos de Madrid, Toledo y Valencia, principalmente. De otra parte, el gobierno socialdemócrata del PSOE, representado por un partido, cuyo dirigente, Rodríguez Zapatero, se presenta a la reelección, con activos como ese intento de aparente, pero por otra parte débil, progresismo, con un balance muy tenue en lo que se refiere a política social: leyes como la de Autonomía Personal, Igualdad, etc., todas, bajo mi punto de vista, todavía muy tibias, salvo que se piense en ellas como el verdadero punto de partida para la auténtica revolución social que necesita nuestro estado.
Si preguntáramos a los juristas y constitucionalistas ortodoxos sobre si España es bipartidista o no, la respuesta sería a todas luces la negativa. Pero es que la ley electoral actual así lo favorece. También lo favorece el propio interés del PSOE y PP y sus más fieles colaboradores mediáticos, los cuales solo se critican unos a otros como si los demás no existieran. Y estos dos partidos están encantados porque así se aseguran, aunque pierdan las elecciones, una buena oportunidad para volver a gobernar. Lo volveremos a ver, esta vez, en la Academia de la Televisión que preside Manuel Campo Vidal.
En el caso de Canarias, este bipartidismo lo encontramos en los diferentes debates televisivos, radiofónicos y en los espacios destinados a tal fin, donde siempre falta algún partido, dependiendo de quien sea el que lo convoque y presente, convirtiéndonos en tripartidistas. Y la realidad es bien distinta: PSOE, PP, IUC, NC, CC, Los Verdes, UPyD, etc. se reparten los espacios que el “biperiodismo” les otorga.
Pero no, no me gusta este resurgimiento del canovismo, donde los grandes partidos estatales designan sus cuadros dirigentes a dedo desde la cúpula en el mejor de los casos. Todo disfrazado de los miedos que son abonados con el mal intencionado “voto útil”: miedo a la derecha del PP, miedo al laicismo del PSOE. Lo que se nos vende es el pensamiento de que todo ello beneficia a nuestra democracia, pero en cambio, no es ni más ni menos, que la degeneración de la verdadera voluntad del pueblo, cansados muchas veces de la esterilidad de las urnas.
Me quedo con el pluralismo político que caracteriza el sistema democrático en el estado español, y si es con la reforma de la Ley D´Hont, mucho mejor, donde ese pluralismo responda al verdadero voto del pueblo, y donde se respete la proporcionalidad del sufragio popular sin beneficiar a los grandes cuando llega la hora del reparto.
No obstante, y para el que le quede alguna duda, soy de los que piensa que la democracia se asienta en la participación ciudadana por cuanto admite que la soberanía radica en el pueblo, esto es, que el poder de decisión se asienta en los propios ciudadanos, quienes con sus votos eligen el sistema de gobierno que desean en cada momento. De ahí la importancia de estas elecciones, ya que constituyen el instante esencial donde los ciudadanos con derecho a voto expresamos públicamente nuestras preferencias. Así que, lo dicho, a votar. Con debate televisivo, o sin él.
Antonio Hernández Lobo, Licenciado en Geografía e Historia y profesor de Enseñanza Secundaria
Antonio Hernández Lobo*
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