Sí está claro, en cambio, que el mensaje de decencia de López Aguilar sembró la alarma en el tinglado político-empresarial que manda en las islas y pretende perpetuarse con el pacto CC-PP. En ello están. Yo creo, aunque no lo deseo, que habrá Gobierno CC-PP. El sistema electoral está diseñado para perpetuar el dominio de los mismos por mucha corrupción que generen y sólo un vuelco espectacular, impensable con los datos que hay, lo alteraría. Ya se encargó Mauricio de dejarlo claro en sus recientes declaraciones a medio camino entre el cinismo y la desvergüenza. Mauricio sintetizó los ataques a López Aguilar caricaturizando el natural vehemente y acelerado, que no irreflexivo, del ex ministro. Lo calificó de “talibán” por decir que está feo meter la mano en la caja y aseguró que la cúpula estatal del PSOE tiembla al pensar que pueda volver a Madrid. Yo sé que Mauricio miente y que la labor de López Aguilar en el Gobierno central goza de reconocimiento; como sabe cualquiera, con dos dedos de frente, que las cúpulas partidistas no tiemblan pues les basta no volver a darle comba a quienes puedan desasosegarla. Nos cree bobos. Pero no es eso lo que ahora interesa. Lo relevante de las mentiras de Mauricio es cuanto está detrás y que ya no puede ocultar. Deben ustedes saber que entre los alarmados por el “talibanismo” de López Aguilar figuran empresarios del entorno mauriciano; los que se benefician del tinglado político-empresarial y temen perder la papita dulce. Es significativo que hablara de conversaciones de CC con el PSC, rotas justo al decidir los psocialistas su candidato. Pretendía CC un apaño con el PSC y acabaron por entenderse con el PP; no es la fórmula ideal, al ser los psocialistas quienes gobiernan en Madrid, pero sí la más segura para mantener abierto el negocio. Es lo que viene a decir Mauricio quien puso de manifiesto, de paso, su desprecio al electorado. No otra cosa es afirmar que, salga lo que salga de las urnas, ya está decidido que el próximo Gobierno será CC-PP. Al igual que en el sistema caciquil, considera el acto de votar trámite obligado sin incidencia sobre lo acordado previamente en algún despacho.Ustedes dirán.