Espacio de opinión de Canarias Ahora
Los errores se pagan
1999 fue año electoral. Hermoso era presidente desde 1995 con el compromiso de que Olarte le sucedería en el 99. Pero a finales del 98 se propuso a Adán Martín para presidente con Mauricio de vicepresidente. Querían defenestrar a Olarte, que respondió lanzando a Román Rodríguez. No interesan ahora los motivos de que cedieran al envite olartiano: sólo interesa que Román fue presidente y el dato de que Mauricio, a quien los áticos veían como valioso aliado canarión contra los otros canariones, no paró de hostigarlo hasta la escisión de NC. Un riesgo mal calculado.En 2003 no dejaron a Román optar a la reelección. El candidato sería Adán Martín y para que tragaran mejor los grancanarios, se prometió a Román la vicepresidencia. Pero los planes eran otros y Román quedó fuera.El plan, de diseño mauriciano, consistía en pactar con Soria para que aportara apoyos electorales con que sustituir los votos grancanarios de CC. Éstos votos hoy románicos, de sectores populistas y cristianos de base, los tenía Mauricio en préstamo pero le estorbaban para imponer por las claras la connivencia político-empresarial que caracteriza a la actual legislatura. De acuerdo con el plan, el PP entró en el Gobierno y hubo reparto de influencias. Para el tándem Mauricio-Soria sería Gran Canaria donde procuraron hacerse con el control de las patronales, la Autoridad Portuaria, La Caja, la Cámara de Comercio, etcétera; que no se moviera una piedra sin su permiso. El reparto se evidenció en asuntos polémicos, como las licencias de nuevos casinos de los que Adán se inhibió diciendo que eran cosa de Las Palmas; a pesar de haber sido objeto de decisiones colegiadas de su Gobierno. Como si hubiera dos gobiernos.Baza clave del montaje Mauricio-Soria era el triunfo del PP en las generales de 2004, que daban por hecho. Pero la inesperada victoria de ZP agrietó el tinglado: sin el Gobierno central detrás, poco aportaba Soria, que, encima, hizo la estupidez de apuntarse a vocero de la campaña pepera de insultos a Zapatero para serle simpático a Rajoy, que no lo puede ver. Creó tantas dificultades con Madrid que Adán acabó echando al PP del Gobierno, en lo que Mauricio marcaba distancias. La Gran Marina escenificó la ruptura. El fallo del plan destruyó la pata grancanaria de CC, que, además, se ve contestada en Tenerife y despierta aprensiones en otras islas por su atiísmo. Y así surge la posibilidad de Paulino en la esperanza estadística de que consiga suficientes diputados que unir a los del PP y formar en mayo un Gobierno CC-PP. Lo que acarrearía nuevos problemas.
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