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España, elecciones generales noviembre 2019 (una reflexión modesta)

Francisco Morote Costa

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De nuevo elecciones. Me pregunto, ¿cuáles son las interrogantes fundamentales?

Para mí la primera cuestión fundamental es, ¿por qué la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), el Círculo de Empresarios, las grandes empresas del Ibex 35, los mercados y hasta la misma Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) (¡menuda neutralidad la de este Organismo público!) no quieren que Unidas Podemos pueda formar parte del Gobierno de España en coalición con el PSOE, antes o después de las elecciones de noviembre de 2019? ¿Por qué le tienen tanto miedo a Podemos?

La respuesta es sencilla. Porque Unidas Podemos está decidida a recuperar y potenciar la sanidad, la educación y los servicios sociales públicos. Pretende aprovechar Bankia como un banco público ético que otorgue créditos a la pequeña y mediana empresa y a los ciudadanos de a pie. Tiene previsto crear un parque público de viviendas de alquiler social que ponga fin a la especulación... Y todo eso perjudica a los más ricos, que quieren menos sanidad, educación y servicios sociales públicos y más sanidad, educación y servicios sociales privados para enriquecerse aún más, que quieren solo banca y vivienda privada para acaparar el crédito y la creación de dinero y la venta y el alquiler de inmuebles. Que no quieren pagar los impuestos que en justicia les correspondería porque piensan que al hacerlo no solo perderán dinero y, por lo tanto, parte de la riqueza y el poder que este les otorga, sino que encima si el Estado invierte el dinero de los impuestos en sanidad, educación, servicios sociales y viviendas públicas, los principales perjudicados serán ellos, ya que consideran que los servicios y la vivienda públicos son competidores que restan oportunidades y ganancias a sus negocios privados.

Y no solo por eso. También porque Unidas Podemos rechaza la política laboral impuesta por las organizaciones empresariales a los trabajadores, sirviéndose no solo de los partidos de derechas de ámbito estatal como el Partido Popular y Ciudadanos y los partidos de derechas de Cataluña, Euskadi y Canarias, sino también, y esto es lo peor y más grave, sirviéndose, por paradójico que parezca, del mismo Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Partidos todos ellos (ahora, además, Vox) que legislan teniendo más en cuenta la filosofía neoliberal de los empresarios (“Hay que trabajar más y ganar menos”, decía durante la gran recesión el presidente de la CEOE Díaz Ferrán) que los derechos laborales, que son derechos humanos, de los trabajadores.

Partidos que han impuesto reformas laborales que debilitan la capacidad negociadora de los trabajadores; reformas laborales que facilitan la explotación y los abusos de los empleadores sobre los empleados, jornadas de trabajo interminables, horas de trabajo realizadas pero no remuneradas; reformas que son responsables de la precariedad laboral y de los bajos salarios y, en definitiva, de la llamada pobreza laboral, situación que consiste en seguir siendo pobre, no salir de pobre, aunque se trabaje.

Por todos estos motivos y algunos más, la minoría de españoles muy ricos que mora en el Olimpo de la pirámide social española no quieren que Unidas Podemos entre a formar parte del gobierno de España. Unidas Podemos les estropea el negocio, les agua la fiesta. España es su finca privada que solo están dispuestos a compartir, en términos de la mayor reciprocidad posible, con sus congéneres de Estados Unidos, Europa, etcétera, etcétera.

Bien, quedan pues esclarecidas las razones por las que esa poderosa minoría que desde los alto de la pirámide social española explota al resto de sus supuestos compatriotas no quiere bajo ningún concepto a Podemos en el Gobierno de España. Su veto está claro. Y también el de los partidos de derechas, siempre a las órdenes de los grandes poderes económicos que controlan la banca, la industria y los servicios y les financia pero, y aquí viene la segunda pregunta fundamental, ¿y el PSOE? ¿Por qué el PSOE no quiere, ni antes ni después de las elecciones generales de noviembre de 2019, compartir el gobierno de España con Unidas Podemos?

Podría pensarse que al ser ambos partidos competidores en el espectro del electorado progresista, de izquierdas, el PSOE viera peligrar su hegemonía frente a un partido joven, que en las elecciones de diciembre de 2015 estuvo a punto de sobrepasarle. No digo yo que el PSOE no tema esa posibilidad, que actualmente se ha alejado, pero lo cierto es que en siete comunidades autónomas y en miles de ayuntamientos de todo el país, los socialistas no vetan la presencia de Podemos y gobiernan en coalición con ellos y otros partidos. Luego si el PSOE gobierna en las comunidades autónomas y los ayuntamientos junto con Podemos y otros, ¿por qué no lo hace en el caso del Gobierno de España? ¿Qué se lo impide?

No niego que le tengan cierto temor a los actuales dirigentes de Unidas Podemos, tanto por lo que consideran sus inquietantes capacidades, como por lo que juzgan como arriesgados propósitos, pero me parece que el principal motivo por el que vetan a Podemos es porque no se atreven a compartir el Gobierno de España con ellos, cuando la clase más rica y poderosa de la pirámide social española a través de la CEOE, el Círculo de Empresarios, las empresas del IBEX 35, los grandes inversores, la misma CNMV y la mayoría de los medios de comunicación y propaganda que controlan les dicen continuamente: ¡Con Podemos, no!

¿Cuál es el problema de España, entonces?

Me temo que la respuesta la tenía el juez de la Corte Suprema de los EEUU L.D. Brandais ( 1856-1941), cuando advertía, refiriéndose, claro, a su país: “Podemos tener democracia o podemos tener riqueza concentrada en pocas manos, pero no podemos tener ambas”. Y lo que servía y sigue sirviendo para la desigual sociedad estadounidense, sirve para la también desigual sociedad española de nuestros días.

¿Qué es hoy España, una democracia o una plutocracia?

Mi opinión es que mientras el veto de los más ricos (CEOE, Círculo de Empresarios, IBEX 35 e inversores nacionales e internacionales) impida que Unidas Podemos entre a formar parte del Gobierno de España, sin disculpar la responsabilidad socialista, no seremos una democracia plena (el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo), sino más bien una plutocracia (el gobierno de los ricos, por los ricos y para los ricos).

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