El iPhone mata

En la prensa local se cuenta que los ocho muertos son jóvenes entre 20 y 25 años que no soportan las duras condiciones de trabajo. Cobran una media de 1750 euros al año y al menos un 25% no libra ni un día a la semana. Lo curioso es que a los siquiatras les ofrecen salarios que van de 25.000 a 75.000 euros. Una televisión local de Pekín mostró vídeos donde se podía ver a presuntos guardias de seguridad de la empresa pegando a trabajadores.

Estamos hablando de una compañía que tiene 700.000 empleados y fabrica para Sony, Amazon, Nintendo y otras multinacionales tecnológicas. Tratándose de grandes firmas, es difícil que la información sobre los suicidios en las fábricas de iPhone se difunda en los grandes medios. La libertad de expresión acaba donde comienza la facturación publicitaria. Lo que sí nos cuentan los diarios económicos es que en el año 2011 se venderán más de 61 millones de unidades de iPhone.

Detrás del milagro chino hay maltrato, hacinamiento en las fábricas, condiciones de esclavitud. Por muy bonita que nos pinten la propaganda de las grandes firmas, conviene saber que estas cosas están pasando. Para el mes de junio anuncian la salida al mercado de un nuevo modelo de iPhone que será más barato, según la analista Katy Huberty, “gracias al abaratamiento de algunos procesos durante la producción”, una forma muy fina de reconocer que a los 700.000 empleados de las fábricas chinas los van a machacar más todavía.

El iPhone mata a sus fabricantes. No tengo ese cachivache, pero este artículo lo estoy escribiendo desde un ordenador fabricado en China. Seguramente entre sus componentes está el coltán, un mineral que sacan niños esclavos en Africa, un material codiciado por las grandes multinacionales tecnológicas. En la República del Congo, la guerra por el control del coltán ha costado varios millones de vidas. Es la otra cara de la globalización. Estas muertes no preocupan al Fondo Monetario Internacional, ni a la Unión Europea ni a la Casa Blanca. No producen déficit público. Mientras el valor de las acciones de Apple no se hunda en la bolsa y no provoque pánico entre los especuladores, no pasa nada. Todo funciona. Que se sigan suicidando los chinos.

Juan García Luján