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El Lasso: vergüenza municipal por Eusebio Batista
Empezó, como para hacer boca, por los carriles bicis, los parques y pipi-cacas para los perros. Siguió con las tropecientas máquinas y equipos que iban a presentar para limpiar y asear las calles, los parques y los jardines. Y continuó con las piscinas de la Cicer, el hotel de El Rincón, la piscina de Tamaraceite, el equipamiento deportivo del Cono Sur, la transformación del Estadio Insular, la del Mercado del Puerto, el nuevo recinto ferial (en El Rincón), los nuevos museos (Castillo de Mata y el del Puerto de la Luz), la transformación turística de Los Riscos, las peatonalizaciones de Mesa y López y la calle Tenerife, la solución al nudo de Alcaravaneras y los túneles de Julio Luengo, la depresión de la Avda. Marítima para crear plataformas peatonales, etc.
Seguro que se me queda algún otro proyecto o “cosita”, pero con lo arriba expuesto, ustedes se harán una idea del grado de aturdimiento que tenía el que estas letras escribe.
El 22 de marzo Canarias7 informa de la presentación de una moción de Nueva Canarias (NC) solicitando al pleno del Ayuntamiento que se declare en “situación de emergencia social” al barrio de El Lasso. El mismo Canarias7 en su edición del día 23 da unos datos sobre la situación de los vecinos del barrio, verdaderamente escalofriantes. Más del 71% de parados (Canarias está en el 30%), más de la mitad de los 300 encuestados (un 52,30%) sobreviven con menos de 660 euros al mes (en Gran Canaria la media es de 1.770 euros al mes). El nivel de analfabetismo, entre los hombres que viven en El Lasso, es cuatro veces superior a la media de Canarias.
Estos datos y otros muchos más, tan dramáticos como los anteriores, se recogen en un estudio titulado “Apoyo social comunitario y actitudes de cambio en el barrio de El Lasso”, que realizó el Departamento (y los alumnos) de Psicología y Sociología de la ULPGC.
En la moción de NC se cuenta que, como consecuencia de la situación en los hogares de El Lasso, ha aparecido el hambre en el barrio.
Varios de los niños y niñas que van al Colegio Público León no pueden pagar los 20 euros al mes, que les proporcionaría una comida caliente al día.
En el Ayuntamiento también se hicieron con el trabajo de la ULPGC. Después de unos primeros momentos de nervios, la decisión fue “aquí no pasa nada”. Y cuando se tramita la moción de NC, en la que se pedía, entre otras cosas y como consecuencia de la “situación de emergencia social”, la creación de un comedor social, para el que la dirección del Colegio León estaba dispuesta a dejar sus instalaciones, la respuesta es que “no se podía tramitar la citada moción, porque significaba gasto que no estaba recogido en el presupuesto del 2012”.
La moción fue excluida del orden del día del pleno del 28 de marzo.
El mismo miércoles 28 de marzo, Canarias7 informa que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria cerró el presupuesto de 2011 con un remanente de tesorería de 52 millones, de los que 32 quedaran a libre disposición de la corporación, al no tener compromiso de gasto alguno.
Hasta aquí, la cronología de los hechos indica que el Alcalde tiene mil y un proyectos, casi todos de obras, para la ciudad. El Ayuntamiento tiene un sobrante de 32 millones líquidos del presupuesto 2011. Los habitantes de un barrio de la ciudad (El Lasso) tienen problemas de hambre, pero el equipo de gobierno municipal no deja que vaya a pleno una moción para que se intervenga en el barrio, en la que de solicita entre otras medidas, un comedor social.
A todas estas, el lunes 26, en su crónica semanal en Canarias7 “Lunes en África” bajo el título Fin de mes, Gonzalo Martel escribe unas palabras de esas que llegan al corazón. Unas letras referidas a los niños y niñas de El Lasso que no comen en el colegio, porque los padres no pueden pagar los 20 euros mensuales. Y dice, con mucha razón, que esos niños están también en Tamaraceite, o en San Juan o en Jinamar.
La falta de sensibilidad de los concejales del equipo de gobierno municipal (PP) queda expuesta con toda crudeza. Al Alcalde le interesan más las obras que el hambre de unos pequeños ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria. La historia debía haber terminado así, como tantas veces, pero?
Alguien leyó la crónica de Gonzalo Martel, y se plantó en el Colegio León de El Lasso. Habló con la directora, vio las caras de los niños que pasaban hambre, y solucionó el problema, ingresando el dinero suficiente para que los niños vuelvan a comer, desde la semana pasada, y durante todo el curso?
Si yo fuera el Alcalde o la Concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, me daría vergüenza, mucha vergüenza, lo que ha hecho un particular, sustituyéndoles en la responsabilidad de solucionar estas situaciones en nuestra ciudad.
Eusebio Batista
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