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Mal comienzo de legislatura
La IX Legislatura autonómica ha comenzado en Canarias de la peor manera. Los discursos de los grupos que han mostrado su apoyo al futuro Gobierno, CC y PSOE, en la sesión constitutiva del nuevo Parlamento de Canarias se han adornado con frases plagadas de buenas intenciones, de invocaciones al diálogo y al entendimiento entre los distintos grupos parlamentarios, de propuestas de cambio en las formas de hacer política.
Su práctica, sin embargo, demuestra justamente lo contrario: vieja política, insensibilidad ante la nueva realidad de un Parlamento más diverso y plural, ninguneo a las fuerzas minoritarias que representan a más de 220.000 canarios.
La contraposición entre lo que dicen y lo que hacen constituye, en definitiva, un ejercicio de auténtico cinismo político.
La enorme distancia entre las palabras y los hechos está siendo, en esta ocasión, más que evidente. Y la muestra más clara, desde el minuto uno, son las decisiones excluyentes y sectarias llevadas a cabo en torno a la composición de la Mesa del nuevo Parlamento.
No han tomado nota de la nueva realidad. No quieren enterarse de que hay una Cámara más plural, a pesar de las restricciones impuestas por el injusto sistema electoral canario, con cinco grupos parlamentarios, además del mixto, fruto de la soberana decisión de los ciudadanos y las ciudadanas en las urnas el pasado 24M. No hacen el menor caso a las exigencias crecientes de más y mejor democracia.
No han entendido que, entre CC, PP y PSOE, han perdido conjuntamente casi 200.000 votos, mientras emergía otra fuerza, Podemos, con 133.000 sufragios, Nueva Canarias subía hasta los 93.000 y Ciudadanos se quedaba a las puertas, por el injusto sistema electoral canario, con 54.000 papeletas y el 5,84% de votos válidos.
Pese al cambio aparente y formal de protagonistas, pese a la sustitución de liderazgos, permanecen muy vigentes los viejos estilos. Y, en consecuencia, han decidido continuar con las mañas del pasado y aplicar el más descarado de los rodillos partidistas.
Reparto injusto
En efecto, los dos partidos que han firmado el pacto de gobierno también acordaron en su documento (concretamente en el punto seis del denominado Pacto por el crecimiento y el progreso social y económico de Canarias) ‘repartirse’ los órganos del Parlamento y excluir de su Mesa a Podemos y a Nueva Canarias.
Con una interpretación que no tiene nada que ver con lo que dice el reglamento del Parlamento respecto a la constitución de su órgano de gobierno. Se trata de una decisión exclusivamente política.
De los cinco miembros que integran la Mesa, PSOE y CC se quedan con cuatro (el 80%), dejando solo uno a la oposición; o, como expresan en el referido documento “al resto de fuerzas con representación parlamentaria”.
No cuadra para nada con los resultados electorales, con la voluntad expresada en las urnas por los votantes de las Islas. PSOE y CC no representan conjuntamente al 80% de los ciudadanos ni al 80% del Parlamento; apenas superan la mitad de los escaños, y en el caso de los votos emitidos en las recientes elecciones alcanzan juntos solo el 37,2%.
Pero, aplicando el rodillo, copan cuatro de los cinco integrantes de la Mesa y dejan fuera a dos grupos que suman 226.000 sufragios y casi el 25% de los votos emitidos el 24M.
Legislativo y Ejecutivo
No cuadra para nada, sobre todo, con los modos que deben presidir las instituciones democráticas. Confunden Legislativo y Ejecutivo de forma torticera. Una cosa es llegar a un legítimo pacto de gobierno entre dos fuerzas políticas que suman suficientes diputados para establecer una mayoría gubernamental y otra cosa, bien distinta, es trasladar esa mayoría a los órganos del Parlamento, de una institución de todos, tratando de limitar la labor de la oposición.
En Nueva Canarias lamentamos profundamente este pésimo comienzo de legislatura. Nos preocupa, además, que este modo de proceder del continuista pacto de gobierno CC-PSOE se convierta en el aviso de un período de prepotencia de los grupos que apoyan al Gobierno, como ya ocurrió la pasada legislatura.
Consideramos que esta forma de actuar (similar a la que el PP aplica en el Gobierno estatal) es siempre una mala práctica política. Y, además, entendemos que la situación de Canarias exige justamente lo contrario: capacidad de escuchar a la ciudadanía y sus diversos representantes, diálogo y consenso.
Por nuestra parte, desde el grupo parlamentario de Nueva Canarias ejerceremos una oposición crítica y constructiva, rigurosa y firme, alternativa y propositiva. Buscando el consenso a pesar de las actitudes iniciales de quienes parecen despreciar la pluralidad y la diversidad que los electores han dado al Parlamento canario.
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