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No da una a derechas
Sufrimos una oposición que no da una a derechas y eso que es muy de derechas. Se va a Bruselas una vez más a a hablar mal de España y defender casos indefendibles como el de Doñana. Y como el comisario europeo de Medio Ambiente le afea la postura de la Junta de Andalucía con mayoría absoluta del PP y del Parlamento regional con el pacto entre los populares y Vox, lo único que se le ocurre es decir que el lituano le está haciendo la campaña a Sánchez por rechazar la ley de regadíos andaluza.
El PP descalifica sectariamente al comisario europeo diciendo que tiene la camisa roja (y no negra como Juanes) cuando ese señor del que usted me habla pertenece a un partido de centro derecha. Es que no dan una estos zoquetes.
González Pons, portavoz del Partido Popular Europeo, trató de descalificar hace unas semanas al presidente del Gobierno de España porque se reunía con otros estadistas en la periódica Cumbre Iberoamericana. El eurodiputado valenciano acusaba a algunos de ellos de ser unos dictadores y unos totalitarios.
González Pons afirmó solemnemente que la prensa del día siguiente diría que Pedro Sánchez se había reunido con unos mandatarios autoritarios mientras que la plana mayor del PP lo hacía con hispanos liderados por una pastora evangélica sudamericana en un gran mitin celebrado en Madrid al que acudieron Feijóo, Almeida y Ayuso, quienes se pusieron a bailar reggaeton, merengue y bachata al son de una prédica de la pastora ultra que aseguraba que curaba el cáncer y la homosexualidad con su mano bendita.
Efectivamente al día siguiente la prensa dejó retratados a socialistas y populares. Mientras el presidente del Gobierno de España asistía a la cumbre con otros mandatarios iberoamericanos y el rey de España, los dirigentes populares bailaban torpemente bajo la lluvia del palabrerío simplón, insustancial, banal y frívolo de la pastora ultraconservadora de origen colombiano, como Juanes y Shakira. Yadira Maestre bendijo a Feijóo llamándolo Frijol y lo mismo hizo con Ayuso y Almeida. Dito sea Dios, aleluya. Vaya con Frijolito.
Javier Maroto, portavoz del PP en el Senado y gay, tuvo que mostrar su sonrisa forzada junto a Feijóo cuando Pedro Sánchez recordó el episodio de la curación de la homosexualidad por parte de la pastora descerebrada. El vasco no sabía cómo esconderse debajo del escaño de la Cámara Alta.
El mismo Maroto dijo en una entrevista televisiva que este gobierno social comunista había elegido la exhumación de los restos de José Antonio Primo de Rivera en vísperas electorales para desviar la atención de los problemas del país. La periodista le apuntó que la fecha de la salida del los huesos del fundador de Falange había sido elegida por su propia familia porque coincidía con el 120 aniversario de su nacimiento, el 24 de abril de 1903, tras lo cual este político sectario se quedó mudo durante varios segundos y ya saben ustedes lo que es el silencio en un medio audiovisual. Quedó totalmente retratado.
Las críticas de la oposición a la Ley de Vivienda no son tanto por su contenido sino porque ha sido pactada por el gobierno con partidos como Esquerra Republicana de Cataluña o Bildu. Son dos partidos legales que tienen representación parlamentaria y no veo por qué las leyes tienen que valer menos si tienen los votos de esta formaciones. ¿Por qué el gobierno tiene que prescindir del apoyo de estos partidos si respaldan leyes que el Ejecutivo pretende aprobar y desarrollar? Lo importante de la Ley de viviendas o de la reforma laboral es que sean aprobadas por mayoría parlamentaria y que los diputados coincidan en su contenido, por lo que esas leyes no quedan infravaloradas por el hecho de que sean votadas por unos o por otros.
Ahora al PP le ha dado por decir que Sumar es la marca blanca del PSOE. Las encuestas no deben ser muy de su agrado porque tratan de descalificar a los partidos de izquierda con frases tan tontas como esa que no se creen ni los propios votantes populares. Es como si el PSOE dijera que Vox es la marca blanca del PP, aunque en este caso tendría más razones porque el partido de Abascal no es sino una escisión del Partido Popular.
Abascal y sus dirigentes estuvieron antes en el PP dentro del sector de la ultraderecha que soportaba el partido fundado por Manuel Fraga. Aquí no hay marcas blancas ni camisas rojas ni negras. Aquí lo que hay es una oposición roñosa y mohosa que cada día tiene menos credibilidad y si sigue por este camino al final del año se tendrá que contentar con seguir en la misma bancada de opositores sempiternos.
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