Espacio de opinión de Canarias Ahora
Óbito
Y no es por un gusto morboso ni nada de eso, les aseguro que no siento ninguna querencia en relación con el “circo” que los seres humanos han organizado alrededor de la muerte. Es más un deseo por conocer el punto y final y así poder organizar la frase anterior, con tiempo suficiente.
El caso es que, por avatares del destino, mi deseo se ha visto cumplido, por lo menos en la parte profesional, hace unos días. Admito que alguna sospecha rondaba en mi cabeza, sobre la posibilidad de que esto ocurriera, pero hasta que no lo vi, no pude salir de dudas. Mi obituario profesional, en lo que se refiere a mi participación como integrante y organizador del Salón Internacional del Cómic de Santa Cruz de Tenerife, lo escribió Manuel Darias, una de las personalidades más reputadas dentro de la crítica de cómic de nuestro país.
Darias - un veterano del periodismo relacionado con el mundo gráfico e impulsor de dicho encuentro tinerfeño- escribió, en su columna semanal, un “cuaderno de viajes” sobre los catorces años en los que se celebró el encuentro, haciendo especial hincapié en quienes fueron sus promotores ?antes y ahora- sobre todo en el plano político. Esto es importante reseñarlo porque, y no lo digo yo, sino sus propias estadísticas, el Salón Internacional del Cómic de Santa Cruz de Tenerife era uno de los eventos que mayores y mejores réditos le aportaba a sus promotores y menos les costaba, algo que también ellos mismos admitían.
El caso es que, como muy bien comenta Darias, el pasado año y tras el lamentable espectáculo protagonizado por el bailarín Rafael Amargo y su troupe, alguien decidió que el Salón Internacional del Cómic de Santa Cruz de Tenerife ya había durado bastante y, ante la celebración de su quince aniversario, empezaron a llegar las demoras, las escusas, los problemas inherentes a los periodos pre y post electorales, y cualquier otra majadería varia. De alguna forma se trataba de evitar que el evento se celebrara, aún cuando se encontró un recinto alternativo, dado que su lugar habitual, el centro de arte La Recova, no estaba disponible para albergarlo. Ante la solución a un problema real o artificial ?cosa que ignoro- en lo referente a la sede del evento, los responsables políticos recurrieron a su más socorrido argumento. “Lo sentimos, pero no hay dinero para poder celebrar el Salón”.Éste es el argumento “insecticida”, el que lo mata BIEN MUERTOS, tal y como decía el eslogan publicitario. Cuando ya no se tiene ningún argumento ?y que conste que los organismos públicos tienen enciclopedias escritas con disculpas y largas de todo tipo- se recurre al “poderoso caballero” y se quedan tan a gusto. Sea como fuere, el 2007 se despidió sin el encuentro insular, uno de los más veteranos del panorama español, dejando a los aficionados compuestos y sin un lugar de reunirse.El nuevo año, y los propósitos que trae consigo, dio alguna esperanza de que el encuentro volviera a celebrarse, pero, -siempre hay un “pero”, sobre todo si se trata de un acto cultural- en el 2.008 tampoco hay ninguna partida presupuestaria para que el Salón Internacional del Cómic de Santa Cruz de Tenerife pueda celebrarse. Además, me imagino que si alguien se le ocurriera aportar su tiempo y su dinero en organizar uno, los mismos responsables políticos que han torpedeado el evento se inventarían alguna disculpa para evitar que esto sucediera, ejerciendo de censores, si el caso lo requiriera.Buenos son ellos cuando se trata de anular una determinada iniciativa, sobre todo si es tan perniciosa como ésta. Lo mejor del caso es que durante los catorce años anteriores y cuando el cómic no estaba considerado como un medio de expresión, bien que presumieron del Salón Internacional del Cómic de Santa Cruz de Tenerife ?en ambas islas- y lo enarbolaron como uno de los encuentros “estrella”, por lo menos en lo que se refiere al número de visitantes ?muy importantes para las estadísticas de finales de año-, junto con pesos pesados como Foto-Noviembre.Al final, se vuelve a cumplir la máxima que dice -en, puntualizo, mi diccionario particular- que trabajar y/o depender de un centro oficial y/o organismo público es lo mismo que jugar a la ruleta rusa y tratar de desmontar una bomba, a la misma vez. Nunca sabes cuál va a ser el siguiente movimiento de quien, en teoría, es el responsable.En la última edición que se celebró del Salón Internacional del Cómic de Santa Cruz de Tenerife nos llegaron a cambiar la fecha de inauguración TRES VECES en el lapso de dos días.Y, mientras esto sucedía, una de las responsables se paseaba por el centro de arte La Recova, voceando todo el dinero y los medios que tendría el siguiente evento a celebrar en aquel mismo recinto, mientras a nosotros se nos ninguneaba por ser, ni más ni menos que “los de los cómics”.No argumentaré que no sabía dónde me metía cuando acepté trabajar en el evento, pero llega un momento en que cansa tanta arbitrariedad, chabacanería y malos modos de quienes han sido elegidos para velar por el bien común. El cómic es una de tantas disciplinas artísticas contemporáneas. Pero, además, es la puerta para que los más pequeños empiecen a leer y, de paso, aprendan el valor de las imágenes en la comunicación humana.Nadie me puede quitar de la cabeza que, quienes presumen de mandar, no están muy dispuestos a dejar que los demás piensen por su cuenta. Y los libros, los CARGA EL DIABLO. En Las Palmas de Gran Canaria lo saben muy bien, permutando bibliotecas por adosados, e izando banderones antes que pensar, siquiera, en ampliar las instalaciones de las bibliotecas existentes.Lo que ocurre es que yo, tonto de mí, pensaba que en la isla del Teide eran distintos y que se preocupaban algo más por sus conciudadanos. Craso error por mi parte, el cual se ha saldado con la sensación de haber contribuido a sembrar un campo para que después alguien lo riegue con defoliante naranja ?producto muy popular en las junglas de Vietnam durante la contienda con los Estados Unidos-.No me olvido de quienes trataron de puentearnos, en especial a Patricio García Ducha, responsable de las últimas ediciones ?ocho, si no me equivoco- como asistente o como director. Es más, algún elemento recurrió a esta misma columna para utilizarla como arma arrojadiza cuando se me ocurrió comentar un lance sucedido con quienes trabajaban en aquellos momentos en el centro de arte La Recova. Para su desgracia personal, su iniciativa no prosperó, pero algún poso quedó porque, a la mínima oportunidad, el salón ha pasado a dormir “el sueño de los justos”.No todo han sido malos recuerdos, en especial por tener la oportunidad de trabajar con personas tan excepcionales como el mencionado Patricio García Ducha, Eduardo González, Luis Javier Capote, Juan Antonio Rodríguez ?por citar a quienes me sé su nombre y apellidos, pero que conste que son muchos más- y todos los invitados, profesionales del mundo del cómic, con los que tuve el enorme placer de conversar durante los cinco años que acudí al encuentro.Encima, he tenido la oportunidad de ver mi obituario profesional en un medio de comunicación. ¿Qué más se puede pedir? Eduardo Serradilla Sanchis
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