Tanta película le echan que se habla de que Paulino y Soria proyectan coproducir una de terror a partir del pacto CC-PP que podría gobernar Canarias a partir de mayo. El primero, en el papel de presidente y el segundo, en el de vicepresidente. El apaño sería para cerrar el paso al PSOE, caso de que ganara las elecciones. Sin embargo, ya ven, un sondeo de KDKreativa indica que la suma de los diputados nacionalistas y populares no sería suficiente para gobernar, de modo que habrán de dar cancha a otras fuerzas que estén por la labor. Ya se verá. De momento, al menos en Gran Canaria no parece que enfríe ni caliente esa posibilidad. Llama la atención la cantidad de grancanarios que pasan de cuanto pueda ocurrir en el Gobierno canario y consideran que lo importante es el cambio en el Ayuntamiento de Las Palmas y en el Cabildo de Gran Canaria. Esta manera de ver la cosa tiene lo suyo. Como si se percibiera al Gobierno como ajeno, lejano, que anda allá por Tenerife y se quisiera robustecer a las dos principales corporaciones grancanarias para que sirvan de contrapeso a un poder regional que muchos ven incluso hostil. Después de todo, el Gobierno de Canarias no es institución de raigambre histórica sino creada por un Estatuto de Autonomía hecho a imagen y semejanza de los peninsulares con un par de disposiciones de color local.A lo mejor, en el fondo de estas actitudes apenas esbozadas, diría que sólo intuidas, late la todavía inconsciente reivindicación de una organización administrativa más ajustada a la experiencia histórica y que ponga en primer término la realidad física insular, hoy distorsionada por insularismos disfrazados de pobre nacionalismo de intereses. Es curioso percibir la aparición de esta forma de ver las cosas justo cuando el pro ático El Día arrecia en su campaña contra las supuestas aspiraciones de Las Palmas de Gran Canaria. Ésta, según sus editorialistas pepitianos, quiere ser capital única del archipiélago; condición que reclama, claro, para Santa Cruz. No merece la pena detenerse a considerar semejante antigüalla de la que sólo se ocupa el periódico santacrucero.El caso es que podríamos asistir pronto al cuestionamiento del tinglado autonómico en Canarias. Si, por ejemplo, el PP deja de gobernar Gran Canaria, ¿qué pasaría si Soria entrara a formar parte del Gobierno mediante un pacto con CC-ATI? Me gustaría verlo, la verdad.