Espacio de opinión de Canarias Ahora
El paraíso donde desconfiar
¿Qué habrá querido decir con la desconfianza? Después de tanto legislar para proteger -¡ja, ja!-, de tanta moratoria, de tanta competencia asumida, de tanto ensayo promocional, de tanta inversión para captar mercados, de tanta apelación a la innovación, de tanto presumir de la seguridad como un bien de primera magnitud, de tanta apuesta por la calidad del producto, de tanta declaración rimbombante e inútil sobre el cambio de modelo... resulta que hay que desconfiar del destino. Pero, entonces, ¿qué hemos hecho para que la consejera del ramo se exprese en esos términos? El aparato de marketing del Ejecutivo, tan dado a frases cortas, a mensajes sintéticos que globalicen, lo tendría fácil si no fuera por la carga negativa: “Canarias, el paraíso donde desconfiar”. La próxima vez, consejera, algo más estimulante, ¿vale?
No era para presumir, desde luego, pero conveníamos en que el turismo mitigaba los efectos de la crisis en la escasamente productiva economía del Estado Libre Alocado, verbigracia Canarias, donde la semana pasada dióse una vuelta de tuerca al surrealismo imperante con el anuncio de la distribución, entre los más necesitados, de alimentos caducados o a punto de caducar.
Pero ocurre que los países de los mercados emisores también sobreviven entre restricciones y aumento del desempleo, por lo que las previsiones vacacionales quedan, cuando menos, aparcadas. Ya saben: gastos superfluos, reducibles o prescindibles, incertidumbre y pruebas de ahorro justo a cuenta de lo que estaba presupuestado para el solaz o las escapadas. De modo que las cifras más recientes, las últimas estadísticas han revelado una inquietante preocupación y eso es lo que tiene a mal traer a cuantos son conscientes de la importancia del turismo en el Producto Interior Bruto (PIB). Se han visto reducidas las ocupaciones y han caído las reservas, en el caso de las alemanas hasta un 12%. Cuidado, la cosa se pone de color hormiga y encima, el destino genera desconfianza.
Y ahí no acaba la cosa: un informe elaborado por Analistas Financieros Internacionales (AFI) y la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (Agett) concluye que Canarias, junto a Baleares, Andalucía y Extremadura, es la comunidad con más riesgo de quedarse sin empleo.
Entre tanto, el delegado para Europa de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Eduardo Fayós, declaraba en Lanzarote que el actual modelo está en crisis y que tal organización abogaba por la ciencia y la cultura para revitalizar el turismo en estos tiempos de crisis. Ciencia y cultura, ya saben, materias que frente al sol, playa y naturaleza, obligan a un sesudo ejercicio de imaginación para que el negocio, penetrado por esas tendencias, no deje de serlo.
El aviso es para todos, así que la consejera y todos los responsables institucionales, además de operadores y agentes turísticos, ya están aplicándose en la búsqueda de alternativas. Cuando tanto se insiste en que la llave de la crisis abre también el espacio de las oportunidades, es el momento de demostrarlo.
Claro que aquí es donde brotan las dudas: si en épocas de vacas gordas, no hubo mucho esfuerzo, ni siquiera para preparar convenientemente la formación profesional; no hubo grandes avances para afrontar situaciones como la de la caída libre que predice la consejera; ahora, con temores, menos recursos y más dificultades en todos lados, especialmente en los nutrientes, tampoco es para sentirse como muy optimistas.
¿Será la solución de los alimentos caducados válida para las camas que sobran? Perdón por la crueldad. Pero como se desconfía...
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