El Partido Popular debe ser ilegalizado

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Cada vez que sale un asunto/trasunto del Partido Popular me pongo a husmear, leo y releo, y desde Gürtel, Púnica, Lezo, hasta llegar a Kitchen, me entran unas ansias tremendas de hacer de cocinillas y me pongo a partir cebollas, pimientos, Rajoys, Fernández, Casados, con un cuchillo cebollero de hoja afilada y empiezo a hablar y despotricar solo. Y de repente me voy al espejo y suelto en alta voz: “Ese no soy yo”. Mi mujer anda preocupada porque entre la pandemia sanitaria y la política me he vuelto un poco rezongón, pero es que me he quedado circunspecto y sorprendido cuando M. Rajoy le ha dicho a una colega periodista en un restaurante de Madrid “Yo ya no soy una persona pública”, y le añadió “si me sigue preguntando no le voy a contestar”. Para no quedarse menos que su antiguo jefe, al cual adoraba, Pablo Casado, al ser preguntado por Kitchen dijo que “Yo era diputado por Avila, y no sabía nada”. Y me miro otra vez al espejo y me digo “ese no soy yo, que no, que no”- Y cuando más tarde un conocido votante del PP me saluda en la Avenida de Las Canteras le digo: “Creo que te equivocas de persona, yo no soy yo”, lo cual deja a mi vecino un tanto sorprendido.

Lo cierto es que Kitchen es una operación de “control de daños” que ahora mismo apunta no solo al exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, sino al mismísimo M. Rajoy, y el objetivo era frenar las investigaciones en torno al caso Gürtel y la caja B del partido. Según ha analizado la unidad de asuntos internos de la Policía y la unidad de delincuencia económica y fiscal (UDEF), el coordinador, el factótum de esa operación parapolicial ilegal iniciada en 2013 fue el que era segundo de a bordo de Fernández Díaz, el entonces secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, con conocimiento del “Asturiano”, como llamaban a Rajoy para despistar lo de “el Barbas”, más fácil de atribuirle este apodo al que era presidente del Gobierno. Las cosas se le han puesto muy complicadas al Partido Popular, porque Francisco Martínez está muy resabiado porque Pablo Casado le ha dejado tirado, no lo metió en las listas al Congreso ni al Senado, no le paga ni al abogado que le ha costado de momento 12.000 euros cuando a Bárcenas le pagaron al suyo un cuarto de millón de euros, y ahora el exsecretario de Estado de Interior, segundo de Fernández Díaz, está dispuesto a cantarle al juez La Traviata y La Bohème.

Al llegar a este nuevo asunto/trasunto, tengo claro y meridiano que el Partido Popular debe ser ilegalizado. Según la Ley de Partido Políticos, en su artículo 10.2, explica que “la disolución judicial de un partido político será acordada por el órgano jurisdiccional competente en los casos siguientes:

Cuando incurra en supuestos tipificados como asociación ilícita en el Código Penal si un partido crea por un lado un sistema de financiación ilegal para hacerse y mantenerse en el poder y enriquecer a sus dirigentes, y por otro, una estructura parapolicial con recursos del Estado para salvaguardar los intereses del partido saltándose la legalidad más elemental puede considerarse una asociación ilícita.

Más claro, el agua.

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