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El éxito de Podemos: ¿se repetirá?
Por lo que escucho y leo una parte muy importante de la sociedad española se desilusionó, se podría decir que se decepcionó de las actuaciones y de la gestión del anterior Gobierno, el PSOE, y depositó una tremenda esperanza e ilusión en las actuaciones del actual, el PP. De ahí el resultado electoral cosechado por el Partido Popular en las últimas elecciones generales. Muchos pensaron que el cambio provocaría una mejora en las condiciones generales del país o, al menos, en las suyas particulares. A muchos les pareció que los problemas económicos del país se solucionarían con el efecto del cambio del partido socialista en el Gobierno. Seguramente decepcionados del anterior y encantados con la ilusión que trasmitían las palabras de los responsables del actual. Pero pasados los meses y aún más los años la decepción se instaló en las entrañas de gran parte de la sociedad española. La clase política gobernante nos ha dirigido a una situación de inseguridad social y desanimo. Lo difícil será explicar en estos momentos lo positivo de sus actuaciones, lo que dijeron que era factible y no han hecho. ¿Cómo trasmitir que este país tiene arreglo en esta legislatura?
Algunos dirán, lo sucedido vino rodado, y otros, no ha habido suerte en la toma de decisiones. Pero hasta el último estudiante de la facultad de económicas está convencido de que la clave del crecimiento económico y de la generación de riqueza de un país se encuentra entre otras cuestiones y entre ellas, en la facilidad del acceso al crédito bancario. Sin crédito bancario a los autónomos, a las pequeñas y medianas empresas, no hay crecimiento, no hay generación de empleo. Todas las estadísticas económicas señalaban que la masa monetaria, el dinero en circulación, desde el año 2011, disminuía de forma extraordinaria y en cifras desconocidas para las estadísticas oficiales. Por ello sorprende que algún dirigente de la gran Banca asegure que hay muchísimo dinero en el mercado español procedente del extranjero y que esto va a más.
Bruselas a España le ha exigido importantes esfuerzo para reducir el déficit público y continuará haciéndolo. No olvidemos que ese déficit en el año 2012 era de 109.572 millones de euros, el 10,60% del PIB, habiendo alcanzado la cuota más alta en el año 2009 con un déficit de 116.429 millones de euros, el 11,10% del PIB. Destacar que de ese porcentaje de déficit del 10,60% la ayuda a la Banca supuso un déficit del 3,7% del PIB.
Si al desencanto de muchos españoles por los problemas internos que vive el país, la crisis económica, añadimos la doble cuerda o la soga en el cuello de las exigencias de Bruselas, es lógico y normal desde la perspectiva política el éxito de una organización emergente. Posiblemente y no se necesita ser doctor en sociología para percatarse que hay mucha gente decepcionada y sobre todo cabreada por diferentes motivos. Quizás entre las principales decepciones, está el comprobar que representantes políticos que decían una cosa hacen otra. Que políticos que hablaban de defender el interés general defienden posiciones de intereses particulares. Que algunos que se daban golpes de pecho son verdaderos corruptos, etcétera, etcétera.
Ese desgaste político de muchos partidos ganado a pulso, día a día, año a año, motivó que parte de la sociedad depositara su esperanza, calmase su cabreo, entregando su confianza electoral a esa organización emergente que supo y pudo convencer a una parte de esa sociedad. Esa es mi humilde opinión del éxito de PODEMOS, podré equivocarme en algunas cuestiones pero en el fondo del asunto algunas personas estarán de acuerdo con esa hipótesis.
Plantear hipótesis sobre el horizonte del futuro inmediato es aún más complicado. Nos referimos a las próximas elecciones de mayo de 2015, no es fácil pronosticar el estado de cabreo, tampoco el estimar si unos partidos mejorarán o empeorarán en la opinión de los españoles. Si podemos afirmar que la situación de empleo y de crecimiento económico en ese horizonte no va a sufrir ningún tipo de cambio radical, ni para bien ni para mal. Que la deuda de España con respecto a la vigilancia de Bruselas obligará a esa última a que nos mantengan la cuerda en el cuello. Los parados de larga duración continuarán en situación parecida y los jóvenes tendrán que seguir aceptando contratos en precario. Los jubilados no empeoraran en las cuantías de sus pensiones pero tampoco notarán nada destacable. ¿Qué decidirán esos colectivos afectados en esas próximas elecciones? Será muy interesante analizar los resultados y observar las reacciones de los partidos políticos en sus éxitos y fracasos.
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