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Podemos ganarle al PP

Rafael González Morera

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Era una tarde fresca y con lluvia de febrero de 1960, y desde la Escuela de Comercio me dirigí a la Escuela de Arte Luján Pérez que desde hacía unos pocos años la dirigía Felo Monzón, gran amigo de mis padres, junto a su esposa Mercedita Geara. Le había insistido desde hacía algunos meses a mi padre que quería ingresar en las Juventudes Socialistas, y me mandó a ver a Felo Monzón. Me despiste de mis compañeros de clase, especialmente los del Puerto pues volvíamos para casa normalmente en la misma guagua. Cuando llegué y le expuse mis deseos a Felo, me mandó a callar. “Habla bajo, que pueden oírnos. Mira, ven la próxima semana y hablaremos”. Después de varias visitas infructuosas, por fin Felo me “bautizó” como miembro de las juventudes dándome un número de “El Socialista”, órgano oficial del PSOE, y cuando me percaté de la fecha, 1959, hacía casi un año, se lo indiqué y Felo me comentó: “Es que tardan mucho en mandarlos de la Península”. Estuve en el PSOE hasta 1962 sin apenas hacer nada, porque el PSOE no hacía nada. Recuerdo una buzonada en el Puerto, un par de reuniones con dos o tres compañeros en casa de Felo y Mercedita, y pare usted de contar. Lo mejor, lo más positivo fue que conocí a artistas, intelectuales de gran relieve cuando iba a ver a Felo Monzón. Juan Ismael, Alberto Manrique, Manolo Millares, Manolo Padorno, Tony Gallardo, Francisco Lezcano, Lola Massieu, y otros tantos que iban con frecuencia por la Escuela Luján Pérez, y a los que saludaba con enorme respeto y admiración dada la diferencia de edad.

En marzo o abril de 1962 entre Tony Gallardo y Mela Campos me convencieron para que ingresara en el PCE. Estaba integrado en Latitud 28, un grupo cultural dirigido por Tony Gallardo y que tenía como sede el Club Victoria en donde siempre andaba con mis amigos, y aquello dio un cambio radical, porque Tony organizaba buzonadas, asaderos, excursiones, reparto de propaganda, etc, etc. Veinte años después, en junio de 1982, le comuniqué a Antonio Manuel Mauricio, “Mamé” para los amigos, que dejaba el partido por diferencias profundas, entre las más importantes, el distanciamiento de José Carlos Mauricio con Fernando Sagaseta y la negativa de ambos para ser justos de hacer una coalición entre el PCE y la UPC. Como no viene al caso y ya he escrito sobre este proceso, dejaré el historicismo de la época dura y difícil de la dictadura para otra ocasión.

A partir de que dejé la militancia, y ahora sólo milito en el Club Victoria, en el Club Metropole y en mi querida Unión Deportiva Las Palmas, he estado votando entre el PSOE e Izquierda Unida. En las elecciones locales de 2007 voté en las tres urnas, ayuntamiento, cabildo, y gobierno, por Jerónimo Saavedra, José Miguel Pérez, y Juan Fernando López Aguilar, y además colaboré en pagar una página en los dos periódicos locales con una serie de militantes y simpatizantes de los tres candidatos del PSOE. El objetivo era Pepa Luzardo, José Manuel Soria, que se consiguieron, pero aunque JFLA ganó las elecciones la alianza de Rivero y Soria le impidieron acceder a la presidencia de Canarias. Algunos amigos de Izquierda Unida se molestaron conmigo, que me había pasado dos pueblos votando tres papeletas del PSOE. Desde esa época más o menos he venido luchando por la unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE, y por fin se ha conseguido con enorme alegría por mi parte. No quiero ahora volver a recordar los grandes errores del felipismo, el GAL, los Fondos Reservados y el robo de dinero público a mansalva, o como cuando Felipe González prefirió pactar con Jordi Pujol y Xabier Arzallus, y negarse a una alianza con Anguita. Deplorable.

Ahora votaré a Unidos Podemos porque estoy convencido que es quién puede derrotar al Partido Popular. Tienen un programa además ilusionante, como la necesidad de paralizar los desahucios, crear una banca pública, la renta garantizada, impulsar un plan nacional de transición energética acompañado por una reforma en profundidad del sistema eléctrico, una reducción del déficit a un ritmo menor que el planteado por Ángela Merkel, reforzar el estado del bienestar fortaleciendo los servicios públicos, destinar más dinero a educación y sanidad pública, reformar el artículo 135 de la Constitución que premia a los mercados contra los trabajadores, y un plan de lucha contra el fraude fiscal con medidas para conocer a los titulares de las cuentas bancarias en los paraísos fiscales. En el programa también figura el planteamiento de un nuevo marco de relaciones laborales, la derogación de las reformas laborales de 2010 y 2012, incremento del salario mínimo a 800 euros por 14 pagas, y a 900 euros en 2019. Y contra los que dicen mentiras y mentiras de Unidos Podemos con relación incluso a la salida de la Unión Europea y de la Zona Euro, en realidad lo que se pretende es una reforma de la gobernanza, que no sea para el enriquecimiento de los mercados, sino para la mejoría de las condiciones de vida de los trabajadores de toda Europa, incluyendo una nueva Política Agraria (PAC) basada en la agroecología, la soberanía alimentaria y los bienes comunes. Por todo esto, y muchas cosas más que harían el artículo muy grande y farragoso, voy a votar a Unidos Podemos. Podemos ganarle al Partido Popular.

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