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Preguntas sin respuesta

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Hay preguntas que son difíciles de responder con una mínima sensatez. Por ejemplo, si el exministro de Sanidad no gestionó bien la pandemia, como lo acusan sus detractores, ¿por qué razón ha sido el ganador de las elecciones en Cataluña?.

Hay otras preguntas. Por ejemplo, ¿por qué los mismos que hablan de pucherazo cuando el resultado de unas las elecciones no les gusta son los que luego se apuntan a criticar las palabras del vicepresidente segundo del Gobierno de España cuando cuestiona la calidad de nuestra democracia?

Se trata de los mismos que cuestionan la democracia española cada vez que no les gusta una medida tomada por el Gobierno o una sentencia judicial. En cambio si es un líder izquierdista el que cuestiona la democracia inmediatamente lo ponen a caldo. La derecha puede cuestionar la democracia pero al parecer la izquierda no. 

En realidad, Iglesias no cuestiona la democracia sino que hace una autocrítica para mejorarla. Cuando un gobernante cuestiona la calidad de la propia democracia está también cuestionando el comportamiento del gobierno. 

Cuando la derecha habla de pucherazos o de actuación dictatorial del Gobierno está cuestionando la democracia misma al estilo de los seguidores descerebrados de Donald Trump, dando a entender de que hay fraudes en una democracia teóricamente consolidada como la española, confundiendo a la gente y haciéndole creer que el nivel democrático español o norteamericano está a la altura Liberia, Tanzania o Birmania. 

Hay más preguntas difíciles de contestar. Por ejemplo, ¿por qué un tribunal absuelve a Cristina Cifuentes al mismo tiempo que condena a su asesora y a una profesora de la Universidad Rey Juan Carlos por la falsificación de un título universitario de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid?

Al parecer, hay magistrados que quieren hacernos creer que dos personas falsifican un título o un máster de forma alegre, gratuita y desinteresada. La única beneficiada de ese master es Cristina Cifuentes y no las dos condenadas. 

¿Alguien de verdad puede creerse que dos personas cometan un delito para regalar un máster a una tercera persona, arriesgandose a ir a la cárcel por algo que ni les va ni les viene?

Realmente, cada día está más claro que el vicepresidente tiene razón al cuestionarse la calidad de nuestra democracia. Una buena democracia no solo debe contestar razonablemente estas preguntas. En realidad una democracia de verdad no debe ni siquiera permitirse que se formulen porque es señal de que algo no funciona bien en nuestra sociedad. La democracia no solo tiene que serla, sino también parecerla. 

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