Espacio de opinión de Canarias Ahora
Reflexión seria y profunda
El socialismo canario se encamina a una realidad que no le es desconocida. Gana las elecciones pero no alcanzan los números. Lejos de la mayoría parlamentaria exigible, esta vez ni tiene sumandos de quienes no han podido revalidar la representación obtenida con no pocos sacrificios y después de una reforma electoral que no ha servido de mucho a quienes pensaban en una representación de la voluntad popular más justa o más equilibrada. Y esa es la primera lección que debe aprender para el futuro, a la espera de movimientos o corrientes que irrumpan en el panorama político insular: tendrá que caminar solo, habrá de afrontar en solitario los trances que harán cada vez más delicado y muy difícil cualquier éxito electoral. Y las derechas, ya rearmadas, a las que no importa, a estas alturas, ser tildadas de populistas, y bien pertrechadas mediáticamente, se preparan sin que, aparentemente, haya dolido mucho la travesía del desierto.
Los socialistas canarios, que parecían haber superado algunos prejuicios y algunos condicionantes tras los resultados de hace cuatro años, saben que cualquier camino que emprendan para administrar el poder que la última cita con las urnas les ha conferido –siempre les quedará el municipal pero los alcaldes que parecen eternos o injubilables también se agotan- estará erizado de dificultades, empezando por la distribución de los recursos presupuestarios. En su reflexión postelectoral, por tanto, deberán dedicar mucho tiempo a estrategias de fondo y acciones globales que superen insularismos y localismos trasnochados, cuando no personalismos y ambiciones desmedidas que van minando la credibilidad y dañan la integridad o la esencia de los propios valores.
La solución, por tanto, depende sí mismos. Que nadie piense que desde fuera llegarán las panaceas, ni siquiera con bondades electorales, siempre válidas teóricamente para la aplicación de políticas o propuestas programáticas. El PSOE de Canarias ha comprobado esta vez que ni siquiera acreditar sentido de la responsabilidad y gestionar razonablemente bien para afrontar las adversidades que se amontonaban, es suficiente. No basta con la supeditación a la sucesión informativa sino que es indispensable desenvolverse en las coordenadas de sello propio: ahora que, como en cada revés o retroceso electoral se reclama el ejercicio de autocrítica –y no está mal que se haga, pero con otros considerandos de tener en cuenta-, debería pensar en la necesidad de mejorar y cualificar la formación de cuadros y militantes, además de dedicar a la actividad orgánica –esa que ahora ya exige tintes y métodos más modernos- el tiempo, la imaginación y la dedicación para evitar esos vacíos que proporcionen resultados tan magros que hasta parece antediluviano que allí hubo alcaldes o mayorías socialistas. Una vez más se pone de relieve que allí donde la actividad orgánica palidece o, sencillamente, no existe, la inercia solo alimenta políticos contritos y apesadumbrados, cuando no resortes y estructuras que se agotan sin remedio.
Reflexión seria y profunda, pues, para el socialismo canario. Los tiempos que se avecinan son intrincados. La política genera cada vez más desafectos y por lo tanto, las exigencias obligan, desde dentro, a imaginar, emprender y trabajar con el denuedo que es primordial para evitar que el conservadurismo y los populismos prosigan su marcha triunfal.
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