Rivales y amigos

Nadie imagina lo cerca que pueden estar dos presidentes que representan la mayor rivalidad deportiva de Canarias. Cerca porque en la victoria no puedes dejar de sentir lo duro que es para el otro sobrellevar la derrota. Cerca porque en las circunstancias más críticas ambos sabemos lo que cuesta enderezar el rumbo económico, lo difícil que es tomar decisiones que afectan al futuro de profesionales leales con los que hemos trabajado un tiempo, en beneficio de lo que uno entiende que es lo mejor para el Club que preside.

Todos estos años en los que hemos madurado juntos al frente de nuestros consejos de administración, años en los que hemos madurado también como personas que van equilibrando su escala de valores, nos han enseñado que el fútbol es tan importante que todo lo que pasa en un fin de semana te colma o te hunde como si no hubiera un mañana. Estos años nos han enseñado que el fútbol es tan esperanzador que a mitad de la semana que sigue a una derrota ya aparece la revancha del siguiente fin de semana. Hemos aprendido que cuantas más victorias consigamos más cerca está la próxima decepción.

Yo diría, Miguel, que juntos hemos terminado de comprender que la vida, como el fútbol, siempre será capaz de sorprendernos. Descendemos cuando aventuramos un rápido ascenso, se nos escapa un ascenso después de eliminar a los rivales más temibles, logramos los mejores resultados en el campo que todos nos daban por muerto, y los peores resultados frente a rivales moribundos.

Dicen que los empresarios exitosos son los que más fracasos acumulan. Será por lo que el fracaso enseña. Nosotros hace mucho que le recalcamos a nuestros jóvenes jugadores que en el fútbol, como en la vida, o se gana o se aprende. Sólo pierde el que abandona, el que se resigna o el que no sabe leer el error.

Creo que nosotros supimos leer algunos errores del pasado y decidimos convertir los derbis en la fiesta del fútbol canario. Nuestra aportación fue la concordia de directivas, ninguna polémica en contra del otro, un hermanamiento tácito que deja una estela de armonía. Ese es el testigo que dejas a Paulino, otro amigo que sabe que en la vida, como en el fútbol, o se gana o se aprende. Mucha suerte, Miguel, en lo que te propongas. No me despido de ti porque sabes que el fútbol nos unió para siempre.