Espacio de opinión de Canarias Ahora
¿Y eso qué significa?
No se trata de esconder la realidad. Ni de exagerarla. Las cosas son como son y para cada situación hay un término que la describe. Por ejemplo, si tras tener tos y algo de mocos acudimos a que nos atiendan en la consulta de un centro de salud, no es lo mismo que nos digan que tenemos un resfriado a que nos diagnostiquen un cáncer de pulmón. Los remedios no son iguales. Pido disculpas de antemano por la brutalidad del ejemplo, pero extrapolándolo al campo de la economía, da la sensación de que cuando pretendes describir la realidad o una modelización de dicha realidad (que no deja de ser un proceso simplificador de donde se desarrollan los acontecimientos) se te suele tildar o bien de alarmista o bien de ignorante. Pero no es así. Cuando el Producto Interior Bruto (sin coma entre Interior y Bruto) crece, pero a tasas positivas menores, se denomina desaceleración que, en términos físicos, es la reducción de la aceleración. Es decir, avanzas, pero cada vez más con más lentitud. Pero avanzas. Por eso, cuando la tasa media de variación porcentual del PIB era en Canarias un 2,4% en 2018 y en la actualidad se sitúa en un 1,8%, con claras posibilidades de seguir descendiendo hasta el 1,6% en 2019, se dice que se crece a tasas decrecientes, pero aún positivas. ¿Y eso qué significa? Pues eso significa lo que significa. Nada más y nada menos.
Ahora bien, si de tal dato queremos ver una catástrofe, lo siento, se ha equivocado de ventanilla. No obstante, la evolución de los datos sí que nos indica que algo no va del todo bien. En economía, como en la vida, existen los ciclos, de forma que algunas veces te irá mejor y otras veces, peor. Incluso, habrá momentos en el que te vaya mal. Muy mal. En la actualidad lo que está ocurriendo es debido a que el ciclo alcista de la recuperación muestra signos de agotamiento debido a componentes endógenos de nuestra estructura económica y social (vulnerabilidad, dependencia, escasas economías de escala tanto en la oferta como en la demanda…) que, unido a otros parámetros exógenos (guerras comerciales, brexit, inestabilidad política y territorial…), pueden retroalimentar las malas noticias. Y las pueden retroalimentar hasta convertir las evoluciones positivas decrecientes en porcentajes negativos. ¿Y saben lo que ocurriría en ese caso? Que si los porcentajes de variación del PIB son negativos varios trimestres consecutivos (dos, en concreto), entraríamos en lo que se denomina recesión técnica. ¿Y eso qué significa? Pues eso significa lo que significa. Nada más y nada menos.
Pero ¿hay indicios para que se dé tal situación? Por supuesto. De hecho es algo probable que suceda en 2020, porque el ahorro precaucional se está incrementando, el volumen de operaciones de mercado se ralentiza, el avance en el número de creación de empresas se detiene, el empleo no crece al ritmo que lo venía haciendo e incluso cae (porque el empleo es consecuencia del crecimiento económico), el consumo de recursos para la producción en un futuro como indicador adelantado se resiente… es decir, hay parte de la sociedad que se está retirando a los “cuarteles de invierno” porque el peor enemigo de la seguridad, la competitividad y la rentabilidad, es la incertidumbre, y de esa ahora, tenemos varios botes llenos. A este respecto, hay que aclarar que los malos escenarios no se promulgan para que se den. Se dictan para que se tengan en consideración en base a unas probabilidades de ocurrencia determinada y se pongan todos los medios oportunos (incluso, algún medio inoportuno) para revertir la situación. Por eso muchas veces no se acierta, pero no por haberlo hecho mal, sino porque se evita. Y, por cierto ¿la crisis para cuándo? Para eso vuelva usted mañana ¿Y eso qué significa? Pues eso significa lo que significa. Nada más y nada menos.
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