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Teorías de Soria
Soria dice ahora que hay que respetar la presunción de inocencia y no someter a público escarnio a nadie por el simple hecho de estar imputado en una causa penal. No estaría mal la teoría si el mismo que este martes la pronunció la hubiera aplicado en tiempos recientes, cuando su partido fue cogido con las manos en la masa del asunto eólico y a él no se le ocurrió otra cosa sino acusar a un militante socialista, temporalmente imputado, y cargarle todas las responsabilidades.
A Soria y a su partido se le exige ahora menos fanfarronada y más responsabilidad política, porque su Paquirrín no sólo está imputado por la posible comisión de ocho delitos, sino que, además, es protagonista de una serie de conversaciones que ya se han hecho públicas en las que su credibilidad política ha quedado tocada de muerte. Por eso al alcalde de Mogán y a su partido se le exigen responsabilidades políticas, que las otras ya llegarán.
Con la lengua ya lubricada, a Soria no se le ocurrió otra cosa que arremeter contra el PSOE por no actuar contra militantes “delincuentes” condenados por injurias y calumnias. Y es en este punto donde el presidente del PP sencillamente se sale.
El manual aconseja al periodista no darse por aludido si el político evita referirse a él por su nombre y apellidos. Pero como éso no va a ocurrir nunca, yo me doy por aludido y también me lanzo.
Las teorías sorianas hacen agua por todas partes, en primer lugar porque comparar militantes con cargos públicos a la hora de reclamar responsabilidades políticas es sencillamente un imposible. Como pretender equiparar los delitos de injurias y calumnias con los relacionados con la corrupción, cuando de lo que se discute es de apartar al cargo público del lugar donde esos delitos pudieron haberse cometido.
Pero la mala baba que se le cae cuando habla le ha hecho patinar del todo al tratar de insinuar que el periodista condenado por calumnia (no por injurias) es militante del PSOE. Ni lo he sido en el pasado, ni lo soy en actualidad, lo que no es timbre de nada, sencillamente una evidencia contrastable en los archivos socialistas.
Soria está acorralado y vuelve a defenderse como una hiena. El periodista, sí, está condenado por calumnia, por una frase interpretada en sentido penal: “Hay una cuenta en Suiza que hay que investigar”. Me refería a La Favorita, que sigue siendo a día de hoy uno de los robos más sangrantes que ha sufrido la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en toda su historia. Y por los alrededores estaba Soria, miren por dónde, en compañía del empresario Santiago Santana Cazorla. Vaya, ¡qué casualidad!
Y Soria sí milita en el PP, donde no se asumen responsabilidades políticas.
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