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Trabajadores contra Sarkozy

Rafael Morales / Rafael Morales

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Sarkozy fue el candidato favorito de los medios, en parte gracias a sus cualidades mediáticas y, sobre todo, porque obtuvo el favor de los intereses privados y de la derecha. Le fue bien. Como escribió Ignacio Ramonet, “Sarkozy sabe que los grandes medios de comunicación constituyen hoy el principal aparato ideológico del sistema. Y no ignora que la nueva jerarquía de poderes instaurada por la globalización coloca en la cumbre, como poder principal, al poder financiero seguido del poder mediático, mercenario del anterior. Este dúo domina el poder político. Un poder que, en nuestras democracias de opinión, sólo se conquista con el consentimiento cómplice de los dos primeros”. El elegido se mostró como un maestro de la oratoria, capaz de presentar ideas viejas con vestidos nuevos.

Los errores de una izquierda atrapada en el reformismo sin reformas también contribuyeron al éxito del actual presidente. La popularidad, sin embargo, podría decaer. El acercamiento excesivo de Sarkozy a George Walker Bush (con el menor apoyo en la historia de los presidentes estadounidenses, un 30%) en general y a su política exterior en particular, más la idea de introducir pruebas genéticas para los inmigrantes que aspiran al reagrupamiento familiar, tuvieron mala acogida en Francia. En septiembre hubo una huelga de médicos en los hospitales públicos?

El meollo de su proyecto afecta no sólo a trabajadores públicos en el asunto de las pensiones, sino además al tipo de contratos laborales, al derecho de huelga (previsto para cercenar el próximo mes de enero), a la reducción de la protección social, a la escuela pública, a la rebaja de los impuestos para los muy ricos. Enmarcado todo ello en un cuadro de precarización, deslocalización de empresas y desempleo, especialmente entre los jóvenes. La huelga de este jueves, que puede ampliarse, obtuvo un seguimiento inicial del 73.5%, mayor que la de 1995. El primer ministro Alain Juppe propuso hace 12 años la contrarreforma del sistema de jubilación que ahora pretende Sarkozy. Los sindicatos bloquearon Francia y el presidente Jacques Chirac cedió ante la presión de los trabajadores. El Gobierno gabacho asegura que ya no estamos en 1995 sino en 2007. Ahora lo lograrán porque la huelga no cuenta con el apoyo de la mayoría de la población y los sindicatos enfrentan las promesas electorales de un presidente fuerte que no cederá. Dicen.

Este pulso tendrá consecuencias políticas. Si Sarkozy gana el reto que él mismo lanzó, acumulará posibilidades de aplicar el resto de su programa reaccionario. Por su parte, los sindicatos saben que si ceden ahora tendrán menos fuerzas para resistir los próximos embates contra otras conquistas sociales. Según informa Julio Godoy desde París, “se prevén más huelgas en otros sectores como la enseñanza, la agencia nacional de empleo, los aeropuertos, la compañía aérea estatal Air France, el ministerio de Finanzas e incluso en el sector privado”. ¿No sería más práctico, digo yo, unir a todos los sectores y preparar una huelga general que dar sólo batallas parciales de desgaste? Algunas voces ya plantean en Francia esa posibilidad. ¡Suerte!

Rafael Morales

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