Urgente 'Reingeniería' de las Administraciones Públicas por Guillermo Caamaño Brito

Las limitaciones a la disponibilidad de recursos humanos y financieros obligan hoy a las Administraciones Públicas a replantearse la forma de asignar sus recursos y las enfrenta a una cuestión clave: encontrar la forma de hacer más con menos. Esta es una cuestión a la que la empresa privada lleva tratando de dar respuesta desde siempre pero con más ahínco si cabe desde principios de los años '90 (en que se fraguó el concepto reingeniería de procesos). Pero para las Administraciones Públicas, acostumbradas a disponer de recursos casi ilimitados, es una situación radicalmente nueva.

No cabe duda de que la empresa privada y la Administración Pública son entornos diferentes por muy diversas razones. Y aunque fuera la búsqueda de una ventaja competitiva frente a las empresas rivales lo que movió a la empresa privada a plantearse la necesidad de cambiar radicalmente la forma de llevar a cabo sus procesos de negocio (objetivo de la reingeniería de procesos), la Administración Pública necesita también plantearse en esos mismos términos la forma en la que se va a enfrentar a la nueva realidad. No compite por una cuota de mercado, no rinde cuentas a sus propietarios o accionistas, no tiene objetivos de rentabilidad pero sí que tiene que garantizar la cobertura de los servicios públicos, sí que tiene que buscar la satisfacción de las necesidades de los administrados, sí que tiene que aspirar a proporcionar servicios de la mayor calidad posible, haciendo el uso más eficiente posible de los recursos de los que dispone. Y, en teoría al menos, corresponde a los ciudadanos valorar la gestión de los asuntos públicos llevada a cabo por los políticos cuando son llamados a las urnas.

Por otra parte, justo cuando se acaba de aprobar el paquete de medidas que incluye, entre otras, el recorte de las retribuciones a los empleados públicos, cuando desde distintos foros se ha sugerido la posibilidad de reducir el tamaño de la Administración, cuando se han congelado las contrataciones de nuevos funcionarios y cuando, por contra, la situación económica y social a la que se enfrenta la Administración hace necesario redoblar sus esfuerzos, no es razonable pensar que haciendo las cosas de la misma manera vayamos a tener éxito. Es necesario y urgente que se rediseñe la operativa de la Administración a todos los niveles y en todos sus ámbitos (estatal, autonómico y local), que se adopte un enfoque radicalmente nuevo en cuanto a la forma en la que se hacen las cosas en el día a día, que se optimicen los (hoy más escasos) recursos de los que se dispone y que se imponga una forma de trabajo más eficiente. Una reingeniería de las Administraciones Públicas, de sus procesos de trabajo y de su organización que, teniendo en cuenta las limitaciones legales y sus peculiaridades en cuanto a los objetivos que debe perseguir, lleve a la adaptación y adopción de criterios de satisfacción del cliente, de medición y control de resultados y eficiencia habituales en el ámbito privado. Porque, insisto, enfrentarse a la nueva situación haciendo las cosas de la misma manera, no nos va a llevar donde necesitamos ir.

* Economista, profesor de Innovación y Reingeniería de Procesos de la Escuela de Negocios MBA y Director de Exalia Consultores.

Guillermo Caamaño Brito*