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Uribe contra Chávez y Sarkozy
El presidente Uribe ya estaba acosado por la Corte Penal Internacional (CPI), empeñada en una investigación sobre crímenes de lesa humanidad. ¿El motivo de estas pesquisas que continúan? La impunidad por crímenes horrendos concedida a los paramilitares, prácticamente amnistiados con la ley uribista de Justicia y Paz. Al mismo tiempo, miles de personas salían a las calles exigiendo el intercambio humanitario. Fue entonces cuando el presidente solicitó la mediación de Chávez y Córdoba para conseguirlo. Los colombianos hallaron una ligera esperanza. Algunos advirtieron que Uribe carecía de la menor intención negociadora. Utilizaría la autoridad moral de Chávez dentro de su propio país para ganar tiempo. Y en cuanto se calmaran los ánimos en Colombia buscaría alguna disculpa para poner fin a las ilusiones. Los más desconfiados dijeron que al venezolano le habían preparado una encerrona política con el fin de desprestigiarlo por medio de una misión imposible. Vaya usted a saber.
Hay variadas razones confesadas por Álvaro Uribe para explicar su repentino cambio de humor y de política. 1.-Chávez habló con un jefe militar colombiano para obtener información sobre los secuestrados (motivo final para liquidar la comisión mediadora) a pesar de sus advertencias en sentido contrario. A esto respondió Marlene Orjuela, de la comisión de familiares de los secuestrados: “Incluso si es verdad que Chávez habló con un militar, la reacción extrema de Uribe demuestra un rechazo total a negociar”. 2.- Chávez pretendía hablar con Tirofijo, jefe de las FARC, algo inaceptable si antes no libera los rehenes. ¿Y cómo lograr la liberación de los rehenes sin negociar antes el acuerdo con Tirofijo, especialmente si las FARC lo exigen? 3.- La guerrilla podría aprovechar las gestiones de Chávez para obtener réditos políticos. ¡Menudo descubrimiento! Eso ya lo sabía Uribe antes de que los mediadores comenzaran su trabajo. 4.- Sin que alguien le diera vela en el entierro, el embajador gringo William Brownfield acudió al rescate de Uribe, con un argumento según el cual todavía faltaban pruebas aportadas por Chávez para saber si Ingrid Betancourt y los demás secuestrados están vivos. Pero, ¿no existía plazo para aportar esas pruebas hasta el 31 de diciembre?
Ni uno sólo de estos argumentos pueriles, ni todos sumados, justifican la eliminación de la comisión Chávez/Córdoba. Así lo entienden los familiares de los rehenes y así lo entiende Sarkozy, quienes defienden que el presidente venezolano dispone de condiciones políticas para alcanzar el intercambio humanitario. El conservador presidente francés va más lejos: “Si alguien puede conseguirlo, ese es el presidente Chávez”. Astrid, hermana de la rehén de origen francés Ingrid Betancourt, declaró que “Uribe está demostrando que no quiere una solución pacífica ni tampoco que los rehenes regresen a casa. Chávez es un aliado de Colombia en este problema, no un rival”. Los secuestrados, los presos guerrilleros y la paz merecen otra oportunidad, tras años de guerra civil de baja intensidad extremadamente cruel. Bogotá tiene en sus manos la posibilidad de rectificar. Aunque dudo de tanta sabiduría en Uribe si el padre de la impostura se encuentra en las oficinas de la embajada gringa. Ya veremos.
Rafael Morales
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