Espacio de opinión de Canarias Ahora
Voces
Resultan escandalosos los datos publicados esta semana sobre las condiciones de esclavitud en las que trabajan niños y adultos para empresas como Apple en Asia. Los procesos de fabricación y producción de Ipad y Iphone, al parecer, vulneran todos los derechos de los trabajadores, desde los horarios hasta los sueldos. Y, cómo no, enseguida las voces de la vieja Europa claman contra las multinacionales que someten a los pobrecitos chino, explotados como están, y, además, cuestionan la moral de quienes compran estos productos, cómplices, desde su punto de vista, de la inmoralidad y la deshumanización. Estas voces olvidan (olvidamos) que para que el nuestro se llame Primer Mundo deben haber otros que se designen Segundo, Tercero y Cuarto. No hace falta irse a China, basta con mirar a nuestro alrededor. No puede existir capitalismo alguno sin explotación, porque en la base misma del sistema la lógica no es otra que la de a menor inversión, mayor beneficio. Funcionan así los bancos, por ejemplo, y nadie saca de allí sus ahorros, ni el que esto escribe. Extraer hasta la última gota de los trabajadores ha sido siempre el objetivo del Mercado, con mayúsculas. Todo lo demás no es más que palabrería. Si volvemos a mirar no a China, sino a España, ahí tenemos a todos estos señores engominados y encorbatados abaratando despidos, implantando minijobs, reduciendo la subida de salarios, aumentando horas laborales sin retribución laguna, proponiendo el voluntariado para cubrir lo que antes era empleo público, etc.
Tal vez esta crisis nos aplaste, nos desanime y nos empobrezca durante décadas, pero también ha motivado posturas individuales de concienciación, de responsabilidad, de crítica a un sistema al que pertenecemos todos, que nos engulle y nos vomita a todos y nos deja varados cuando lo estima pertinente. Y plantea, no obstante, alguna pregunta interesante, viendo la desazón del Primer Mundo ante la crisis financiera y las estadísticas sobre principales preocupaciones de los ciudadanos. Más allá de tener cubiertas nuestras necesidades básicas, ¿debe ser el dinero el centro de nuestra vida?
José MarÃa GarcÃa Linares
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