Efectivamente, cuando Rivero tomó la palabra para dar su conferencia magistral en La Laguna, saludó a los dos rectores presentes y se saltó al delegado del Gobierno para pasar a saludar al presidente de la Asociación de Amigos de la ULL, Zenaido Hernández,, y al presidente del consejo social de esa Universidad, José Miguel González. En la puerta, un grupo de profesores no dejaba de gritar consignas contra el presidente del tipo de “el maestro de El Sauzal no nos quiere homologar”. Dentro, los invitados, tras la intervención de Paulino, entonaban el Gaudeamus Igitur y ronroneaban al ritmo del himno de Canarias. El de España ni sonó. Ni se le esperaba, nos tememos.