El propio Luis Hernández ha tratado de convencer a los operadores portuarios de lo peligroso que es el tal Arnáiz. Y hasta les ha pedido que salgan públicamente a apostar por la continuidad, a sabiendas de que desde el Gobierno ésta se vería con buenos ojos. Pero es que, además, Adán Martín y Castro Codrobez saben que Arnáiz no tiene tres acciones ni diez de Serviport, una de las empresas con más proyección de La Luz. Despues de su privatización, muchos empleados cobraban en acciones y al salir o ser despedidos se encontraban con un comprador compulsivo de nombre Arnáiz. Lo cierto es que eso no sucedió ni una ni cinco veces, sino más, pues es bien conocido en los ambientes portuarios que a Serviport se le llamaba El Gran Hermano, pues cada semana salia un empleado de la casa. Pues bien, las acciones de Serviport en la cartera de Arnáiz y los contratos que Telefonía de Canarias, empresa de Arnáiz que facturó a Serviport en el periodo anterior a la privatización y que algunos podrían querer auditar por si no existieran, son las claves de un retraso hasta asegurarse que no se pueda producir la bomba Arnáiz. Adán se la juega. Aparte, Arnáiz tiene acciones en alguna empresa gracias a la inversion que hizo en su idilio plateado. Hay que limpiar. O cambiar. Pero Mauricio es testarudo. Seguiremos informando.